Artistas

Los gritos de la tierra

El Sónar y la Fundación Sorigué vuelven a colaborar con una instalación «geológica» de los artistas Semiconductor

Arriba, simulación de lo que podrá ver el visitante del Sónar en «Eartworks».
Arriba, simulación de lo que podrá ver el visitante del Sónar en «Eartworks».larazon

La tierra tiene voz, pero no habla, grita de forma expresiva, a veces hasta se enfada, jura y maldice y manda al mundo al diablo. O al menos eso parece. Si sólo entendiésemos lo que dice, si pudiésemos comprender sus lamentos y confusión, quizá no seríamos tan osados a la hora de manipularla a nuestro antojo, ¿y para qué? Perdónanos, porque no sabemos lo que hacemos.

Semiconductor, un dúo de artistas británicos ha decidido dar voz a la tierra y lo que suena es furioso y atronador. Con la colaboración de los expertos en geotecnología de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Barcelona, han convertido los datos del estudio del movimientos de la placa tectónica, los glaciares o las irrupciones volcánicas en sonido. Los datos crean una modulación de ondas que, aceleradas, son audible al oído humano. Sería genial que se oyese un chiste, pero no, se oye fuego, la tierra no tiene sentido del humor.Así, por primera vez, podemos oír literalmente lo que dice la tierra.

Por tercer año, el Festival Sónar y la Fundación Sorigué se unen para crear una gran instalación artística bautizada como SónarPlanta. Este año, el encargo ha recaído en Joe Gerhart y Ruth Jarman, conocidos como Semiconductor, que visitaron la cantera que la Fundación Sorigué tiene en Balaguer y decidieron contraponer los sonidos que hace la tierra tras una irrupción natural, como un terremoto, con la que hace por el impacto del hombre, como la extracción de tierra. El resultado es «Earthworks», una pieza hipnótica que promete ser uno de los impactos del próximo Sónar.

Porque la instalación no se ciñe al sonido, sino que tiene una traducción visual. 5 pantallas de 5,5 metros, colocadas en zig zag, proyectarán una animación digital que responderá a los parámetros creados por la modulación de las ondas de sonido. Quizá la tierra no hable, pero sí que dibujará un psicodélico cuadro fluctuante, una especie de «El grito» de Munch para el siglo XXI.

Semiconductor aparecieron por primera vez en el Sónar en 1997 dentro del programa audiovisual, pero ahora regresan como uno de los colectivos más reconocidos a la hora de utilizar el lenguaje científico como expresión estética. Sus trabajos les han llevado a colaborar con la NASA o con el CERN, el acelerador de partículas. «Nos interesa ver como la ciencia mediatiza cómo vemos la naturaleza. Como un pintor utiliza los óleos o un escultor el hierro, nosotros utilizamos datos científicos como nuestro material expresivo», afirmó ayer Gerhart.

La obra se inmiscuye dentro de un Sónar que este año tendrá mucha carga ecológica, como una obra de John Adams que habla del deshielo en Alaska, el colectivo Little Sun o Anhoni, que denuncia el ecocidio actual.