Arte, Cultura y Espectáculos

Retratar en papeles pintados

La artista Lina Valero emplea un insólito soporte para sus obras

La pintora en pleno proceso creativo de su nueva serie
La pintora en pleno proceso creativo de su nueva serielarazon

Todo sirve como soporte pictórico mientras el artista tenga claro lo que quiere transmitir al espectador. Hay quien ha pintado aprovechando, por ejemplo, una postal encontrada en una tienda de recuerdos (Dalí) o quien ha realizado una pequeña gran obra de arte aprovechando una servilleta de un restaurante (Picasso).

La artista Lina Valero ha encontrado ha encontrado su nueva fuente de inspiración en los típicos papeles pintados de pared. Ese fondo es el que le sirve para construir una serie de cuadros. Son retratos en los que los rasgos de la cara de los protagonistas quedan desdibujados hasta conservar los mínimos elementos con los que poder reconocer a los modelos.

Para Valero es también una demostración de su capacidad para reinventarse artísticamente y encontrar nuevas vías con las que expresar su talento, además de impactar visualmente para no dejar indiferente al espectador.

Bajo el título de «Papeles pintados», Lina Valero construye todo un reto artístico, conservando su estilo pictórico personal, pero adecuándolo a un fondo tan insólito como son los papeles pintados de una vivienda. Este elemento le sirve como excusa para crear una serie protagonizada por aquellos que han vivido en la casa que durante años tuvo esos papeles decorativos en sus paredes. Por ello, cada pieza plantea también una historia, una mirada individual, pero que en su conjunto nos permite ver a los habitantes de una casa y sus pequeñas vivencias cotidianas.

Serie como reto

La artista se plantea este reto en una serie de 27 piezas, con mismas medidas de 100 por 100 cm, sin abandonar su estilo personal, elaborado con trazos sencillos, los necesarios para poder plasmar el rostro del retratado. Todo ello con una gran fuerza expresiva que consigue atrapar a quien contempla sus cuadros.

En definitiva, Valero nos propone un diálogo insólito que nos hace plantearnos sobre los falsos maquillajes que decoran rostros propios y ajenos. De esta manera tenemos caras reducidas a lo mínimo, pero no a una simplificación de expresividad, de deseos y sentimientos en los nuevos ocupantes de estos papeles pintados.

Valero lleva sus nuevas creaciones a un marco que está a la altura y ese es Utopía 126, una espectacular fábrica modernista recuperada ahora y que años atrás se dedicó al tintado y estampado se seda.