Educación

EL CONSELLER MARZÀ Y SU MALDICIÓN

Lo que prima es su santo y seña: control, control y control para adoctrinar

La Razón
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Lo que prima es su santo y seña: control, control y control para adoctrinar

«Sostenella y no enmendalla» parece ser el lema del conseller de Educación, Vicent Marzà, al empecinarse en mantener el decreto del plurilingüismo a pesar de la sentencia del Tribunal Superior de Justicia ordenando su suspensión cautelar. El caso es cumplir su objetivo que no es otro que el control de la educación, como instrumento esencial para controlarlo todo, meta final de la ideología que le guía.

Le da igual el fallo del TSJ. Lejos de tener un plan «b» por si esto sucedía, él no se mueve un ápice. ¿Por qué? Porque lo que prima es su santo y seña: control, control y control para adoctrinar a la sociedad que viene, el control de la educación.

Un lunar, hoy por hoy, ni él ni su partido, Compromís, han logrado aún doblegar a la Justicia y, gracias al estado de Derecho, esta se mantiene independiente de las veleidades de los gobernantes. Lo cierto es que a dos meses de comenzar las clases, nos preguntamos qué será del decreto, cuál será la línea educativa a seguir.

Que no se engañe Marzà. No es el PP el que está poniendo palos en su engranaje. Es el PP y, además que es lo más importante, son decenas de miles de ciudadanos, contribuyentes a las arcas gracias a las que Marzà está en su poltrona, que quieren otro modelo de educación para sus hijos.

Desean conservar el derecho a elegirlo. Él, como es costumbre en su ideología, no ha contado con nadie. Ni lo piensa hacer a juzgar por sus decisiones. Así es la vida.