Semana Santa

Júbilo y luto mientras sube el termómetro

Salida de los Estudiantes Foto: Manuel Olmedo
Salida de los Estudiantes Foto: Manuel Olmedolarazon

Los nazarenos del Cerro por la avenida de Ramón y Cajal al mediodía eran la viva estampa del sufrimiento. Penitencia por partida doble, la que cada uno soportaba interiormente tras el antifaz y la que impuso el intenso calor en un Martes Santo que resultó escaso de público durante las horas centrales del día y bullucioso por la noche, cuando las temperaturas se suavizaron. El barrio del Cerro ya pasó página –la cofradía se tuvo que refugiar el año pasado en la Catedral por la lluvia– y ahora todo era ilusión y arrojo. La salida de la Virgen de los Dolores fue un estallido de fervor: petaladas, vivas y una suelta de palomas. Incluso una quiso anidar tras las bambalinas, pero el movimiento se lo impidió. Las cofradías de capa inauguraban la jornada, que se enrevesó en el centro cuando iban confluyendo los cortejos. ¿Habrá reforma o permuta de puestos para acabar con los retrasos? El debate sigue en la calle y el Consejo sigue sin plantear una solución a uno de los días más complicados de la Semana Santa. En San Benito se estrenaron los capataces y en San Esteban se obró el milagro bajo la ojiva dentada. Esta cofradía retrasó su salida para que los nazarenos no soportaran tantos parones, algo que agradecieron por el intenso calor. Luto bajo el sol en la calle San Fernando y en Feria. Los Estudiantes buscaba la sombra de las murallas del Alcázar. Un cortejo de cirios arqueados que se adentró por el Arenal en busca de la carrera oficial. La Virgen de Gracia y Amparo procesionó acompañada de San Juan, un estreno que resultó frustrado en 2016. La Candelaria conquistó los Jardines de Murillo a la vuelta, un momento esperado y cuestionado a partes iguales. Se hizo el silencio al paso de Santa Cruz y la Bofetá cerró la jornada ya bien entrado el Miércoles Santo, una cofradía propia para noctámbulos y amantes del buen gusto.