Videos

California trabaja contra reloj para evitar el derrumbe de la presa de Oroville

El riesgo de desbordamiento del lago Oroville por los defectos de una compuerta obliga a desalojar varias localidades de California

Imagen de la presa que se puede desbordar
Imagen de la presa que se puede desbordarlarazon

Los trabajos de emergencia para reparar los daños en la presa Oroville y las tormentas que en los próximos días podrían agravar la situación mantienen en vilo a las cerca de 200.000 personas que continúan evacuadas por un riesgo potencial de inundación

Decenas de miles de residentes del norte de California continúan alojados en refugios este martes mientras siguen los trabajos de los ingenieros para tratar de contener y preservar la presa del lago Oroville, ante el riesgo de desbordamiento por las últimas lluvias.

La presa de Oroville, al norte de California, está a punto de estallar. Ante esta emergencia inminente se ha dado la orden de evacuación a varios municipios de la zona que se encuentran bajo el lago del mismo nombre. Se teme que una pared de 30 pies de agua (9,1 metros) se precipite sobre las viviendas de los vecinos debido a un fallo en el erosionado aliviadero de emergencia de la presa, que no podrá frenar el potente cauce del agua. Unas 188.000 personas tienen que dejar sus casas por precaución, pues la compuerta utilizada como desagüe de emergencia de la presa más alta de Estados Unidos podría no aguantar la fuerza del agua, y se produciría un fatal desbordamiento.

Kimberly Cumings, de Fresno, se mudó a Oroville hace tan sólo un mes por motivos laborales. Ayer explicó a la agencia Ap cómo fue la evacuación. «Cogimos a nuestro perro y nos fuimos lo más alto que pudimos. Lo más lejos posible del río», indicó junto con su marido Patrick y su hija de tres meses. «No nos podíamos arriesgar por el bebé», señaló Patrick, de ahí que hayan acatado el mandato de abandonar su residencia. «No voy a levantar la orden de evacuación hasta que tenga una mejor idea de lo que eso significa y el riesgo que hay», indicó el jefe de Policía del condado de Butte, Kory Honea, en California. Allí, el gobernador del Estado, Jerry Brown, declaró el estado de emergencia para ayudar a las autoridades locales con la situación y las evacuaciones.

A los vecinos, que residen en la zona desde hace mucho tiempo, les parecía imposible lo sucedido después de que el lago estuviese prácticamente seco hace tan sólo dos años. Han sido las fuertes lluvias del norte de California durante el invierno las que han llenado el lago Oroville hasta casi su desbordamiento. Asimismo, durante estas semanas el lago también ha recibido agua de la cordillera del norte de Sierra Nevada. Los altos niveles del agua han forzado el uso de los aliviaderos, que no se habían utilizado en los 48 años de historia de la presa y fueron estrenados el sábado.

A esto se añade que ninguno de los dos desagües, el principal y el de emergencia, funcionan correctamente. Generalmente, se utiliza el primer canal de salida de agua del lago mencionado. Sin embargo, la semana pasada se descubrió que presentaba un enorme hueco de 76 metros de largo y 52 de ancho, con una profundidad de entre 12 y 15 metros.

Tras el caos y la preocupación del fin de semana, ayer bajó el nivel del lago Oroville. Aun así, los técnicos trabajan contra el reloj para reparar la esclusa de emergencia de la presa antes de las próximas tormentas. Los trabajadores de la presa intentan reparar la erosión de la esclusa utilizando sacos de piedras para taponar la fuga y evitar así una crecida descontrolada del río Feather, según informa el periódico «Los Angeles Times». El domingo, los operarios lograron sacar agua de la esclusa dañada para rebajar la presión en el marco de unos trabajos que los expertos estiman que costarán al menos 200 millones de dólares.

Mientras, la meteorología parece que no ayudará, con previsión de lluvias intensas a partir de mañana. Las precipitaciones previsiblemente volverán a provocar una crecida. «La Policía ha ordenado que evacuemos la zona. Ya hemos pasado por esto antes. Tenemos dos niños y un perro. Hemos metido en el coche todo lo que hemos podido», dijo una residente.