Mariano Rajoy

El día de la corrupción

La Razón
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El PSOE, a la espera de lo que suceda en las primarias, desplegó ayer en el Congreso toda una escenografía de acoso contra el Gobierno por los casos de corrupción.

El plato fuerte eran las movidas en la Fiscalía que un día acusa al secretario de Estado de Interior de avisar a los González de que les espían, y por la tarde se desdice y asegura lo contrario. Como cabía esperar, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, era el primer objetivo de los socialistas, y Antonio Hernando, que se está creciendo a la espera de su nuevo jefe o jefa, acusó al líder del Ejecutivo de ser «cómplice» de la corrupción. Ahí queda eso.

Rajoy, que empieza a saber mucho más del partido socialista que del suyo propio, no quiso entrar al juego y aprovechó para pedir a Hernando que defendiera la presunción de inocencia y apoyara los Presupuestos del Estado. Pero dijo algo más que eso. No solamente que apoyaba a la Fiscalía, sino que –y eso fue contestando a Pablo Iglesias– valoraba «muy positivamente» su actuación y que respetaba su independencia. Es decir, que mientras algunos diputados de su partido se han puesto las botas de dar contra los fiscales, el presidente del Gobierno vuelve a apoyar su trabajo y decisiones. El presidente se pone en modo institucional. Luego vino el acoso al ministro de Justicia, Rafael Catalá, con el papel de Moix a lo largo del proceso de la «operación Lezo»; al titular de Hacienda, Cristóbal Montoro, con la amnistía fiscal, y al ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, con el caso de Rodrigo Rato.

Y es que la oposición en bloque sabe que esa es la estrategia que a todos conviene, sean del grupo político que sean: PSOE, Podemos o Ciudadanos. Corrupción y más corrupción. Por cierto, que el partido de Rivera parece que ha descubierto que el efecto Macron en las elecciones francesas debe ser explotado cuanto antes. Convendría recordarles que lo que hizo triunfar a Macron no fue sumarse al resto de los partidos, sino más bien separarse de ellos para no confundirse. Pues eso.