Wimbledon

El subidón

La Razón
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Garbiñe Muguruza ha vuelto en Wimbledon y ojalá que sea para quedarse. La siguiente cita importante, a finales de agosto en Nueva York con el Abierto de Estados Unidos. Diosa de la raqueta que apunta directamente al corazón de la arcilla y de la hierba, sin que por ello haya que descartar la diana en superficies más duras. Otra campeona en el olimpo femenino español, que en un brillante fin de semana ha constatado el regreso estelar de Ona Carbonell. Con ella, la «sincro» es de nuevo una buena noticia.

El contundente triunfo de Garbiñe en la final contra Venus Williams resultó tan incontestable como el de Roger Federer –ocho Wimbledons y 19 Grand Slams– ante el atribulado Marin Cilic, abatido en tres sets con un receso en el segundo para que el croata liberara con amargo y desesperado llanto la ansiedad que le producía su incapacidad para contrarrestar el majestuoso tenis del suizo.

En una pista aledaña, el malagueño Alejandro Davidovich ganaba el torneo júnior. El apellido paterno de esta figura en ciernes del tenis español es ruso, y el materno, Fokina. No consta vínculo alguno con la actriz canadiense Lolita Davidovich, propietaria del mejor «puchi puchi» (trasero) que pudo imaginar Mimi-Siku (Sam Huntington) mientras buscaba su mascota, una tarántula grande como un pulpo, entre las sábanas Charlotte, la novia de su padre, Tim Allen, en «De jungla a jungla». Pero ésa es otra película. En pleno rodaje de «Españolas en el podio», en una semana entrará en escena Mireia Belmonte para medirse a Katinka Hosszu, que nada en casa, y Katie Ledecky. Que no decaiga. Es el subidón del verano.