Violencia de género

Maltrato después del maltrato

Después de que tres mujeres hayan sido asesinadas en sólo 24 horas, asociaciones y familiares aseguran sentirse «desprotegidos» y solicitan ayuda psicológica, pisos para casos de urgencia y orfandad, entre otras cosas. Es el caso de la madre de Eliana, asesinada el pasado 12 de mayo, que pide que sus nietos puedan vivir con ella.

Marisol González, madre de la joven enfermera asesinada por su ex pareja el pasado 12 de mayo, ayer, en Sol (Madrid)
Marisol González, madre de la joven enfermera asesinada por su ex pareja el pasado 12 de mayo, ayer, en Sol (Madrid)larazon

Después de que tres mujeres hayan sido asesinadas en sólo 24 horas, asociaciones y familiares aseguran sentirse «desprotegidos» y solicitan ayuda psicológica, pisos para casos de urgencia y orfandad, entre otras cosas. Es el caso de la madre de Eliana, asesinada el pasado 12 de mayo, que pide que sus nietos puedan vivir con ella.

Marisol Ortiz, la madre de Eliana González, la joven de 27 años a la que el pasado 12 de mayo asesinó su ex pareja en Usera (Madrid), explicó ayer a este periódico la terrible situación por la que está pasando toda la familia: «Que me devuelvan a los niños. Quiero estar con ellos, ya han pasado lo suyo, les ha arrebatado a su madre. Voy a pedir la patria potestad». Desde aquel fatídico viernes en el que Said apuñaló a Eliana estando los niños presentes en la casa, los pequeños se encuentran en un centro de menores. «El sábado y el domingo estuve con ellos en casa de una amiga. La niña se despertó muchísimas veces durante la noche llamando a su madre y me decía “quiero ir a casa, quiero ir contigo yaya’’. El niño está un poco peor. Está muy decaído, no quiere estar más en el centro, quiere estar con nosotros, su familia», explica.

Esta abuela de 42 años saca «fuerzas de donde no tengo. Esto me supera, estoy en shock. Aún no me creo que hayan asesinado a mi hija».Y si el hecho de que maten a una hija es morir en vida, ahora tiene que luchar para que le devuelvan a sus nietos. «Les puedo ver, pero no me los entregan por el tema de la vivienda». En concreto, «el juez tiene bloqueadas tres viviendas: el piso en el que tuvo lugar el asesinato, que es de una amiga de Eliana, uno en Usera de él y otro en el que vivía Eliana con sus hijos», explica Gloria Vázquez, presidenta de la Asociación Ve la Luz. Gloria llamó ayer al Colegio de Abogados después de que Eliana se personara en Sol para pedirle ayuda. «Han pasado 15 días desde aquel asesinato y aún no le han puesto abogado de oficio». Y eso «que lo solicité el pasado 18 de mayo», puntualiza Marisol.

Necesita apoyo. No entiende cómo estando el piso en el que vivían su hija y sus nietos, donde están, por cierto, todas las cosas de los pequeños, no pueden ir allí. Y mucho menos que no pueda estar con sus nietos. «En otros casos se ponen pisos para casos de urgencia. Que los niños estén en un centro separados de su familia después de que hayan asesinado a su madre no les ayuda».

Y es que, si prevenir es importante, también lo es que a los familiares de víctimas de violencia de género se les atienda debidamente, porque muchos de ellos se sienten desprotegidos. Así nos lo trasladó el pasado mes de marzo Margarita Dopico. Su ex pareja asesinó a su hijo cuando era tan sólo un bebé. Aún estaba dándole el pecho y ni le explicaron que tenía que tomarse un fármaco para que le cortaran la leche. Necesitó que su familia le pagara ayuda psicológica, porque la de la seguridad social no era suficiente.

«Es necesario que se brinde ayuda psicológica de forma inmediata, viviendas de urgencia, salario de emergencia, orfandad y adaptación del sistema educativo para las víctimas, entre otras cosas», resume Gloria.

El trabajo con los familiares que han perdido a su ser querido es «arduo», explica Pilar Menchón, psicóloga forense con experiencia en el Juzgado de Violencia sobre la Mujer en Málaga. Precisan «ayuda psicológica y médica». «Se trata de un proceso de duelo muy dramático, con un coste emocional muy grande. Se enfrentan a una pérdida con cuyo responsable han tenido, además, una relación», afirma. No sólo es afrontar la muerte. Hasta llegar a esa tragedia «existe todo un proceso, fruto de lo que han vivido. Es muy difícil que no hayan tenido un conocimiento de lo que estaba pasando. Aflora un sentimiento de culpa por haber normalizado esa situación», explica. En este sentido, Ana Bella, presidenta de la fundación que lleva su nombre, subraya la importancia que tiene todo el entorno de la víctima.

En definitiva, urge que se tomen medidas para ayudar a las víctimas de violencia de género y a sus familiares y evitar que se sientan muertos en vida. «Mi hija, 30 años y un hijo, ha sido asesinada esta noche en el trabajo. Ya puedo morirme», escribía en Twitter Cayetano Ros, ex concejal de Vivienda del PP en Molina de Segura, el padre de Beatriz Segura, una de las tres asesinadas este fin de semana.