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Una imagen = 5 semanas de solidaridad

Un estudio demuestra que la fotografía del niño Aylan logró mayor reacción internacional que todos los muertos de la guerra siria juntos, pero su efecto fue efímero

Tras la imagen. El gráfico muestra las donaciones diarias en Suecia a una campaña de la Cruz Roja destinada a ayudar a los refugiados sirios
Tras la imagen. El gráfico muestra las donaciones diarias en Suecia a una campaña de la Cruz Roja destinada a ayudar a los refugiados sirioslarazon

Un estudio demuestra que la fotografía del niño Aylan logró mayor reacción internacional que todos los muertos de la guerra siria juntos, pero su efecto fue efímero

Una imagen vale más que mil palabras. Ver para creer. No me lo expliques, muéstramelo. Parece que todos hemos asumido el valor que tiene la iconografía como medio de comunicación; la capacidad de impacto que ofrecen las fotos, los vídeos... muy superior a la de los textos y las palabras al viento. ¿O no?

Casi nadie puede dudar que las fotografías impactantes generan emociones, procesos de transformación y reacciones que difícilmente pueden alcanzarse con la palabra. Un estudio publicado en «Proceedings of the American Academy of Sciences» ha querido resolver hasta qué punto es eso cierto. Y lo ha hecho midiendo el impacto real de una de las fotografías más estremecedoras jamás publicadas por la prensa mundial.

El 1 de septiembre de 2015, el niño sirio Aylan Kurdi (cuyo nombre real luego se comunicó que era Alan Shenu) yacía boca abajo, muerto a sus tres años, sobre la arena de una playa de Turquía. Trataba de cruzar el mar con su familia huyendo de la guerra en Siria, pero el mar devoró su vida. Al día siguiente, la fotografía de su cadáver vestido con mimo y lamido por las olas apareció en todos los medios del planeta. Fue vista por las redes sociales más de 20 millones de veces, retuiteada, comentada, glosada hasta el infinito.

El padre de Aylan contaba a alguna televisión turca poco después: «La muerte de mi hijo no ha servido para nada». Ahora, científicos suecos y canadienses han querido saber si tenía razón. Para ello, han analizado la evolución de algunos datos significativos relacionados con el impacto social de la guerra de Siria antes y después de la muerte de Aylan.

Primero han estudiado el impacto en Internet del drama sirio. Han recogido los datos que sirve el sistema de métricas Google Trends para ver la cantidad de búsquedas en Internet acerca de los términos «Siria», «refugiados» y Aylan. El trabajo demuestra que en la semana posterior a la aparición de la foto las búsquedas en Google de las palabras «Siria» y «refugiados» se multiplicaron casi por 100. El interés de las audiencias por saber algo más del conflicto creció dramáticamente. Pero el efecto fue efímero. Un mes después de la publicación, la curva desciende considerablemente, aunque no tanto como para volver a los valores anteriores: se mantiene algo por encima de los registros previos a la tragedia de Aylan. Puede decirse que su muerte, aunque de manera muy leve, sirvió para aumentar a largo plazo el grado de interés por la situación de los refugiados.

Desde luego, el impacto de la fotografía fue muy superior al de cualquier otra información. El trabajo, liderado por el psicólogo de la Universidad de Oregón Paul Slovic, lo deja claro: «No podemos esperar que la simple comunicación de las duras estadísticas relacionadas con las crisis humanas capturen nuestra atención, sea cual sea la magnitud de la catástrofe. Nuestros datos demuestran que el mundo está dormido mientras la contabilidad de muertos y desplazados no deja de crecer. Sólo la publicación de imágenes icónicas como la Aylan nos despierta. Pero durante un breve periodo de tiempo».

Uno de los reflejos más claros es la evolución de las cantidades donadas a ayuda humanitaria. El trabajo recoge datos sobre los donativos a Cruz Roja para causas relacionadas que tienen que ver con la guerra en Siria. Una semana después de la publicación de la foto, la cantidad donada era 100 veces mayor que una semana antes. El efecto duró 5 semanas. Pasado ese tiempo, el ritmo de donaciones volvió al nivel anterior a la foto.

Se atribuye a Stalin la frase de «un hombre muerto es una tragedia, un millón es una estadística». Este trabajo ha demostrado que la publicación de un solo caso de fallecimiento dramático ha valido más que el permanente goteo de estadísticas sobre millones de muertos y desplazados.