Ferias taurinas

Bautista continúa su idilio con la Puerta de los Cónsules de Nimes

Bautista en una imagen de archivo
Bautista en una imagen de archivolarazon

El torero francés Juan Bautista volvió a ofrecer un gran día de toros, donde cortó tres orejas y un rabo, que le permitió salir nuevamente a hombros por la Puerta de los Cónsules, en un festejo en el que Thomas Joubert, que fue cogido por el toro de confirmación, cortó dos orejas al sexto.

Toros de Victoriano del Río, primero y sexto con el hierro de Toros de Cortés, bien presentados y de variado comportamiento. El mejor, el quinto, de nombre "Soleares", número 111, de 514 kilos y nacido en noviembre de 2012, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.

Juan Bautista, palmas en el que lidió por Thomas Joubert, oreja, y dos orejas y rabo tras dos avisos.

José María Manzanares, oreja y ovación.

Thomas Joubert, cogido en su primero, al que mató Bautista, fue premiado con dos orejas tras dos avisos en el sexto.

La plaza registró casi tres cuartos de entrada.

Soberbio fue lo que hizo Bautista al quinto, un toro bravo y bueno de Victoriano del Río con el que volvió a verse a un torero espléndido y rotundo de principio a fin. Puso incluso "los palos"el de Arles, aunque lo importante llegó en el último tercio, con una faena templada y, por momentos, abandonándose del cuerpo, el torero llevó a cabo una obra magistral en todos los órdenes.

Cayó la espada arriba y recibió los máximos trofeos de un astado premiado con los honores de la vuelta al ruedo en el arrastre.

Otra oreja más paseó de su primer toro por otra faena de altura y mano baja, aunque menos rotunda que la anterior, esta vez, por la poca colaboración del astado.

Y todavía tuvo que estoquear al deslucido y bronco primero, astado de la confirmación del francés Thomas Joubert, que le dejaría fuera de combate tras una aparatosa y espeluznante voltereta.

Pero se rehizo el hombre para salir a dar cuenta del encastado sexto, al que cuajó una faena intermitente pero en la que contó mucho el cariño de sus paisanos, que, tras una estocada, le premiaron con dos orejas.

Manzanares sorteó el primer lote, aunque, así y todo, cortó una oreja de su primero, merced a una faena compuesta y de cierto regusto en la interpretación. Con su deslucido segundo apenas pudo pasar el alicantino de los pases sueltos.