Toros

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Oreja para Ponce en tarde de silencios

Enrique Ponce logra la única oreja del festejo en una tarde en la que El Juli y López Simón no pudieron brillar con unos flojos toros de El Capea

La Razón
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Toros de El Capea, desiguales de presentación y juego, aunque, en general, de muy poca fuerza. Pitados los arrastres de segundo, cuarto y quinto. Primero y tercero, por su parte, los más manejables.

Enrique Ponce: estocada (oreja); y pinchazo y estocada (silencio).

Julián López «El Juli»: pinchazo y descabello (silencio); y pinchazo, estocada y descabello (silencio).

Alberto López Simón: estocada y cuatro descabellos (silencio tras aviso); y estocada y tres descabellos (silencio tras aviso).

La plaza registró más de tres cuartos de entrada en los tendidos.

Decepcionante resultó la primera corrida de a pie de la feria de Burgos 2016. Y lo fue por el escaso comportamiento de los toros de El Capea, muy justos de fuerzas, mansurrones y agarrados al piso la gran mayoría, a excepción de primero y tercero, los únicos que medio se dejaron. Precisamente al primero le realizó Ponce la mejor faena de la tarde. Para qué esperar. El valenciano lo toreó con elegancia a la verónica y con mucho gusto muleta en mano, donde diseñó tandas de bellos y plásticos muletazos sobre ambos pitones. Manejó con acierto la tizona, para él el primero y único trofeo de la tarde. El cuarto, en cambio, no ayudó en nada; un animal muy agarrado al piso y remiso a embestir al que Ponce trató de aplicar su consabida ciencia, pero ni así. Silencio para el matador y pitos para el de El Capea en el arrastre. Al Juli le tocó bailar con la más fea al corresponderle el lote con menos opciones en conjunto. El blando primero, al que apenas picaron y al que solo clavaron dos pares de banderillas, se vino abajo en la muleta, muy poca cosa para el toreo mandón y poderoso del madrileño, que, además, no anduvo fino con los aceros. El quinto pareció por un momento que podía servir, de ahí el brindis al público del Juli, que, sin embargo, vio como su antagonista empezó a desarrollar, muy desclasado, sin humillar y a la defensiva. Poco pudo hacer El Juli, que volvió a fallar a espadas. El primero de López Simón fue el otro toro manejable de la corrida. El madrileño estuvo muy entonado en el toreo fundamental sobre ambas manos en una faena limpia, ligada y con momentos de auténtico desdén. El fallo con el descabello hizo que todo quedara en un silencio. El mismo balance cosechó Simón en el rajado y remiso sexto, con el que volvió a marrar con el verduguillo. EFE