Cierre de campaña
Elecciones Cataluña: Los tracking niegan a Illa la mayoría suficiente para gobernar
Puigdemont resiste y crece la tensión en el PSC por la presión de Madrid
La campaña catalana cierra con los candidatos ya vacíos de argumentos y los sondeos sin moverse de manera relevante de una radiografía que anticipa un bloqueo que puede llevar a unas nuevas elecciones. En la «cocina» electoral de Moncloa preocupa que ninguna de las encuestas que tienen les garantizan una mayoría suficiente para gobernar, ni siquiera contando con los comunes.
Junts se les ha resistido y saben que el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont en ningún caso colaborará para investir al candidato socialista, Salvador Illa. Al mismo tiempo, para el PSC sería un «suicidio político» investir a Puigdemont después de haber ganado las elecciones, y, de hecho, desde el partido en Cataluña dicen que él hará todo lo posible por ser el nuevo presidente de la Generalitat con independencia de cuales sean las consecuencias sobre la estabilidad del Gobierno de Sánchez en Madrid. No es exactamente el mismo razonamiento que se escucha en Madrid tras las bambalinas del discurso oficial.
El lunes, después de contarse los votos, todos los partidos intentarán, además, servirse de sus datos para rentabilizarlos a favor de sus posiciones en la campaña europea, que se inicia inmediatamente. En estos comicios toda la presión caerá sobre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. A Sánchez le interesa que la negociación para formar Gobierno interfiera lo menos posible en una campaña con valor de reválida de las últimas elecciones generales.
El líder de Junts en ningún caso colaborará para investir al candidato socialista
Puigdemont volverá para la sesión de investidura, con independencia de que él sea o no el candidato y esto ya marca un antes y un después en la política catalana después del «procés». La conformación de la Mesa del Parlamento está prevista para el día 10 de junio, y ahí ya se darán pistas importantes de lo que pueda pasar en la negociación para formar gobierno.
Puigdemont ha hecho una campaña eficaz sin que ninguno de sus principales rivales se haya atrevido a embestir directamente contra él por miedo a darle más protagonismo. Esto ha facilitado que imponga su relato y que pase por el trasiego de la contienda electoral sin que sus rivales le hayan manchado. Ni siquiera ERC, que asume que es el principal referente del independentismo y sabe que los tracking le dan al alza, mientras que a ellos les siguen recortando las expectativas.
La consecuencia de esta estrategia de PSC y ERC de evitar la confrontación con el ex presidente es que Puigdemont ha conseguido mantener dentro del soberanismo ese estatus que se atribuye a sí mismo de «presidente en el exilio». Tras el recuento del domingo, y con la ventaja que le han concedido sus rivales, Puigdemont dará un paso al frente para subrayar el mensaje de que la Cataluña que sale de las urnas tiene como principal objetivo la ruptura con España, y, hasta que llegue la independencia, obligarla a ceder en el pacto fiscal y en el referéndum.
Los socialistas han estado moviéndose en la sombra para ganarse a una ERC que tendrá la llave, ya que será la que puede decantar si el Gobierno queda en manos del PSC o de Junts. Los republicanos tienen una salida muy difícil porque desde su debilidad, si se confirman los sondeos, investir a Illa, aunque sea con un tripartito, les deja en una posición muy incómoda frente a Junts. La única ventaja sería mantener «colocada» a gente del partido.
Todos los partidos intentarán servirse de sus datos para rentabilizarlos de cara a las europeas
Y el pacto con Junts parece imposible si se atiende a los resultados de la etapa de gobierno juntos y a la guerra personal y política que mantienen sus principales dirigentes. Pero con mayoría independentista, ERC tendrá muy difícil justiciar que niega su apoyo a un Gobierno soberanista presidido por Puigdemont. Esa mayoría independentista, con los datos que se tienen hoy, podría ser posible con los votos de Alianza Catalana, y el gesto de todos los partidos, menos el PP y Ciudadanos, de firmar el compromiso de no pactar ni con Vox ni con la formación de Silvia Orriols tiene poco efecto si esta formación decide dar sus votos a Puigdemont, de optar éste a una investidura.
La posibilidad de que el PP pueda decidir si gobierna Illa o el independentismo es otra opción que está sobre la mesa, y que, de llegar a concretarse, colocaría a Alberto Núñez Feijóo en una tesitura complicada. Ya pasó en la gobernabilidad del ayuntamiento de Barcelona, pero en el caso de la Generalitat, los pactos de Sánchez con Puigdemont y ERC serán más determinantes en la decisión que adopte la dirección popular.
Para Feijóo, la clave de estas elecciones es cómo se resuelve su disputa con Vox. En las elecciones vascas ya se valoró como una decepción que no consiguieran sacar al partido de Santiago Abascal del Parlamento. Y Cataluña tiene un valor simbólico todavía más importante en la batalla que el PP libra dentro del centro derecha para conseguir reagrupar el voto alrededor de sus siglas.
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