Televisión

«Future Man»: Viajes en el tiempo, chistes de sexo y herpes labial

HBO emite la primera temporada esta parodia amable de las ficciones cinematográficas y televisivas de ciencia-ficción de los años 80 con elementos argumentales de «Terminator» y «Regreso al futuro»

Josh Hutcherson, el protagonista de esta serie futurista
Josh Hutcherson, el protagonista de esta serie futuristalarazon

HBO emite la primera temporada esta parodia amable de las ficciones cinematográficas y televisivas de ciencia-ficción de los años 80 con elementos argumentales de «Terminator» y «Regreso al futuro».

En una de las primeras escenas de «Future Man», que HBO España acaba de estrenar hace unos días, el héroe de la serie, Josh (Josh Hutcherson), se deja caer por su tienda habitual de videojuegos. Allí, mantiene con los empleados del local una larga conversación sobre la sexualidad de la hija del Comecocos o el miembro viril de Luigi, de Super Mario Bros. Más tarde, de vuelta en su habitación, Josh completa el desafío final de su videojuego favorito, «Biotic Wars» y, para celebrar su victoria, se masturba contemplando la imagen de la sensual guerrera del juego, Tiger. Cuando está a punto de acabar, una pareja extraordinariamente parecida a Tiger (Eliza Coupe) y su compañero Wolf (Derek Wilson) aparece de repente en persona enfrente de él. Josh acaba eyaculando sobre Wolf.

Ya se han oído voces que consideran que no es un buen momento para una comedia como «Future Man». Sostienen que a lo largo de las últimas semanas, día tras día, han aparecido nuevas noticias sobre hombres poderosos del mundo que sacaron provecho de su poder para satisfacer sus impulsos sexuales más depravados, y que el mundo no necesita más historias de individuos que piensan con la bragadura. Sin embargo, se mire como se mire, esas protestas hilan demasiado fino. Uno de los daños colaterales que la ola de informaciones sobre abusos sexuales corre el riesgo de causar es una pérdida colectiva del sentido de la perspectiva.

Roedores muertos

Después de todo, en realidad la nueva serie no solo incluye chistes de semen; también, por ejemplo, los hay de otros fluidos corporales y de la velocidad a la que son expulsados o el lugar en el que aterrizan, y de infecciones cutáneas: un personaje tiene un enorme herpes en el labio que es un elemento central del argumento. También hay gags sobre drogas y muchos roedores muertos. Dicho esto, probablemente no sorprenda a nadie descubrir que «Future Man» ha sido producida por el actor y guionista Seth Rogen y su socio Evan Goldberg, que en los últimos años han escrito comedias como «Supersalidos», «Superfumados» y «Juerga hasta el fin». Cualquiera que haya visto alguna de esas películas sabrá qué esperar de la nueva serie, y más considerando que ellos mismos se encargaron de dirigir el episodio piloto.

Por encima de todo, «Future Man» es una parodia amable de las ficciones cinematográficas y televisivas de ciencia-ficción de los 80. Contiene elementos argumentales de, por ejemplo, «Terminator» (1984), «Regreso al futuro» (1985) y su trama central es prácticamente idéntica a la de «Starfighter: la aventura comienza» (1984), una película que en su día pasó sin pena ni gloria pero que hoy se ha convertido en obra de culto.

Cuando Tiger y Wolf llegan a la habitación de Josh, le explican que enviaron el juego «Biotic Wars» atrás en el tiempo desde 2162 para localizar y entrenar a la persona destinada a evitar que la humanidad futura sea destruida por una raza monstruosa que vendría a ser una mezcla de zombis y ciborgs. Aquel que complete el juego habrá demostrado tener las habilidades necesarias para liderar tan crucial misión. Por supuesto, al final del primer episodio, los guerreros del futuro ya se han dado cuenta de que su elegido quizá sea un fiasco.

Resulta que un elemento clave de la trama es una cura para el herpes, casualmente desarrollada por un científico del centro de investigación sobre enfermedades sexuales en el que Josh trabaja como bedel. Él y los dos enviados deberán viajar hasta 1969 y evitar que el científico contraiga herpes durante la noche de la llegada del hombre a la luna. Las cosas, obviamente, no salen según lo planeado. A lo largo de la serie, los viajes en el tiempo crearán paradojas y plantearán debates sobre la posibilidad de alterar el curso de la humanidad.

En una secuencia del segundo episodio, por ejemplo, Josh y compañía se infiltran en la fiesta de una fraternidad negra en 1969. En un momento dado, Josh instiga un duelo de baile, y lo acaba ganando al hacer el «moonwalk» de Michael Jackson. Al verlo, uno de los presentes llama a su primo Tito, para que le cuente al pequeño Michael acerca de este increíble nuevo movimiento. El gag, claro, es un robo directo de un momento similar en «Regreso al futuro» (1985) en el que Marty McFly accidentalmente inspira a un joven Chuck Berry a inventar el rock.

Vampirismo

Por supuesto, «Future Man» en ningún momento trata de ocultar su propio vampirismo. Todo lo contrario. Hay un proceso que el espectador probablemente experimentará repetidas veces al ver la serie. En un momento dado detectará en ella un personaje o una situación que se parece muchísimo a un personaje o situación de otra ficción previa y, justo cuando empiece a sentirse frustrado o molesto a causa del robo, entonces la propia serie hará referencia explícita a aquello que se imita. La frecuencia con la que eso sucede resultará alarmante para todos aquellos que piensan, no sin cierta razón, que la vocación de homenaje en el fondo es una excusa para justificar la falta de imaginación. Pero, por otra parte, ¿no es más o menos eso mismo lo que hace «Stranger Things»?

«Future Man» fue originariamente diseñada en forma de largometraje, y eso es algo que queda en evidencia por su modo de dilatarse y deambular a lo largo de 13 episodios, vehiculando apenas suficiente sustancia narrativa para llenar cada uno de ellos. De hecho, que recicle la estructura circular de ficciones como «Atrapado en el tiempo» (1993) y «Al filo del mañana» (2014) obedece menos a un interés por meditar sobre asuntos como el destino y el libre albedrío que a la intención de prolongar la historia más allá de lo que parecería su curso natural. Dicho esto, ofrece secuencias de acción bien coreografiadas y efectos especiales más que dignos, y, sobre todo, al menos un momento genuinamente hilarante por episodio. Y puede que no reinvente la gaseosa pero, en todo caso, es la mejor serie sobre un viaje en el tiempo en busca de una cura para el herpes labial que conduce al fin del mundo que hemos tenido ocasión de ver en mucho tiempo.