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Dinamarca

Analizan el ADN completo de tres esclavos del siglo XVIII

Un equipo internacional de investigadores ha logrado analizar por primera vez el genoma entero de tres individuos que fueron enterrados en la Isla de San Martín (Caribe) y trasladados allí en el período del tráfico de esclavos transatlántico.

Los restos óseos analizados son piezas dentales pertenecientes a dos hombres y una mujer que llegaron como esclavos a esa isla caribeña hace unos 300 años y su descripción se publica en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

En este trabajo han participado investigadores de las universidades de Copenhague (Dinamarca), Oxford (Reino Unido), Stanford (California), Leiden (Países Bajos) y Santiago de Compostela (USC, España).

Entre los años 1500 y 1850 más de doce millones de esclavos africanos fueron transportados al nuevo mundo, la mayoría de ellos desde el oeste y oeste-central del continente africano.

Así se desprende de la documentación histórica que existe sobre uno de los capítulos más dramáticos de la historia que hoy es reconocido como un crimen contra la humanidad, una documentación no obstante «confusa y limitada», ha relatado a Efe el investigador Antonio Salas, uno de los autores de este trabajo y de la USC.

Este estudio viene a completar parte de esa falta de información, al menos de Isla de San Martín.

Según los resultados obtenidos tras examinar el genoma de los tres individuos hallados hace unos cinco años, el origen de uno de estos esclavos se encuentra en uno de los grupos bantúes del norte de Camerún, mientras que los otros dos llegaron a la isla caribeña desde Nigeria y Ghana (procedentes de grupos étnicos no bantúes).

«Este trabajo confirma que en el siglo XVII se llevaron esclavos a Isla de San Martín para trabajar en el algodón y el tabaco», ha indicado Salas, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago de Compostela y del Instituto de Ciencias Forenses.

Además, el estudio «ilumina el proceso de configuración de las comunidades afroamericanas y cómo pudieron sobrevivir las culturas africanas en América después de su llegada al nuevo mundo».

Sobre si los resultados de este artículo podrían ser extensibles a todos o la mayoría de esclavos que trabajaron en esa isla, Salas ha dicho que para esto es necesario estudiar a más individuos.

No obstante, ha asegurado que estos resultados -procedencia de Camerún, Nigeria y Ghana- se corresponden «bastante bien» con los hechos plasmados en la documentación histórica: que la mayor parte de los esclavos provinieron del oeste y oeste-central de África.

Salas ha destacado que se trata de la primera vez que se realiza un análisis a escala genómica del ADN de restos arqueológicos hallados en el Caribe.

Esta región es particularmente complicada por las características adversas del suelo y del clima, lo que impide una conservación adecuada de los restos óseos.

Gracias a las nuevas técnicas de análisis genómico el examen a los restos óseos ha sido posible: «este proyecto abre nuevas vías de investigación para estudios futuros relacionados con ADN antiguo».

«El trabajo pone de manifiesto el enorme potencial de las técnicas de secuenciación a gran escala y su capacidad para analizar restos donde existen cantidades mínimas de ADN», ha aseverado.

A su juicio, «la genética aporta una nueva visión para la resolución de cuestiones históricas donde la documentación es escasa o simplemente no existe».

Este estudio, además, ayuda a que uno reflexione sobre los orígenes: la esclavitud es un hecho dramático que ha tenido muchas repercusiones y sigue teniéndolas en nuestras poblaciones actuales.

«Muchos conflictos racistas y sociales provienen de un mal entendimiento de nuestra variabilidad biológica», ha concluido.