Jardinería

La fruta que debes poner al pie de tus rosales para potenciar su floración durante todo el verano

Este proceso también favorece la actividad microbiana del suelo, mejorando su estructura y capacidad para retener la humedad

La fruta que debes poner al pie de tus rosales para potenciar su floración durante todo el verano
La fruta que debes poner al pie de tus rosales para potenciar su floración durante todo el veranoPixabay

Mayo marca un punto de inflexión en el calendario del jardinero: los días se alargan, las temperaturas suben y las plantas, con los rosales a la cabeza, se preparan para ofrecer sus primeras flores. Para que esta explosión de color y perfume alcance todo su potencial, conviene prestar especial atención al cuidado del suelo. Y a veces, ese cuidado empieza con un gesto tan sencillo como enterrar una piel de plátano junto al pie de los rosales.

Lo que para muchos es un residuo orgánico sin más valor, para el jardinero es un fertilizante natural de primer orden. La piel de plátano está repleta de nutrientes esenciales que los rosales aprovechan al máximo. Destaca su alto contenido en potasio, elemento fundamental para una floración abundante y duradera. Pero también aporta fósforo, calcio, magnesio y pequeñas cantidades de nitrógeno, todos ellos aliados clave para fortalecer las raíces, vigorizar el follaje y producir tallos más resistentes.

Cuando se entierra, la piel se descompone lentamente, liberando de forma gradual sus nutrientes. Este proceso también favorece la actividad microbiana del suelo, mejorando su estructura y capacidad para retener la humedad. Todo esto se traduce en plantas más sanas y flores más vistosas.

¿Cómo aplicarlo correctamente?

El mejor momento para incorporar la piel de plátano en el jardín es a partir de mayo, cuando el rosal entra en su fase de mayor desarrollo. Para optimizar su eficacia, se recomienda cortar la piel en trozos pequeños antes de enterrarla a unos cinco centímetros de profundidad, alrededor del rosal pero sin tocar directamente el tallo. Este proceso puede repetirse cada tres o cuatro semanas, siempre con moderación, para evitar la aparición de mosquitos u otros insectos atraídos por el exceso de materia orgánica.

Resultados visibles

Tras unas semanas de este tratamiento natural, los efectos empiezan a notarse: hojas más verdes, tallos robustos y, sobre todo, una floración generosa, con rosas de colores intensos y mayor duración. Además, al nutrir el suelo de forma orgánica, se favorece la biodiversidad del jardín y se reduce la necesidad de productos químicos.