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Emociones del seicento

Anna Caterina Antonacci
Anna Caterina Antonaccilarazon

«Disprezzata regina». Anna Caterina Antonacci. Forma Antiqua. Aarón Zapico. Madrid, Auditorio Nacional, Madrid, 10-I-2018.

La sesión, dominada por la descomunal figura de Monteverdi, ha ofrecido un pequeño resumen de la escritura vocal e instrumental del Seicento. Sus títulos: «Del desprecio», «De la melancolía», «De la batalla», «Del lamento» y «Del perdón». Ante nosotros han desfilado muy hermosas composiciones que describían los más variados estados de ánimo con el fulcro soberano de las tres óperas completas monteverdianas y de la que quedó incompleta, «Lamento d’Arianna» (1623). Una magnífica sesión trazada de una sola vez a lo largo de 75 minutos, con la única interrupción de los aplausos que han premiado la honda y lacerante expresividad de Antonacci en esa última página, en la que, como en toda la sesión, ha estado milagrosamente unida al conjunto. El continuo –Ruth Verona, chelo, Daniel Zapico, tiorba, Pablo Zapico, guitarra barroca y Aarón Zapico, clave– ha funcionado como un reloj. La soprano italiana, que ha cumplido ya los 55, ha puesto de manifiesto una vez más su categoría artística. Aunque la voz ha perdido tersura y en su emisión aparecen ahora sonoridades espurias, la fuerza de su canto es tal que acaba por convencer. Sabe matizar, pasar del forte al piano, modular, frasear con extrema nitidez y dibujar hermosos arcos dinámicos. Ya desde los refinados melismas de «Così mi disprezzate» de Frescobaldi, con descenso al la 2 y poco después del maravilloso recitado de Ottavia de «L’incoronazione di Poppea», nos dimos cuenta de que estábamos ante interpretaciones originales y convincentes. El concierto concluyó con el jubiloso canto de Orfeo , «Vi ricorda, o bosch’ombrosi», en donde Forma Antiqua evidenció su su conjunción empujado desde el clave por la mano diestra, ágil y conocedora de Aarón Zapico. Alejandro Villar se lució con las flautas de pico y Jorge Jiménez y Daniel Pinteño estuvieron justos, afinados, impecables con sus violines. Éxito colosal a sala abarrotada. Y un bis: la citada página de Orfeo.