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Un brindis por Amélie Nothomb

Un brindis por Amélie Nothomb
Un brindis por Amélie Nothomblarazon

Cada año la publicación de la nueva entrega de Amélie Nothomb es una celebración para las letras. Esta temporada nos ha regalado una oda champanófila en toda regla. Hay que reseñar que la autora ama este caldo espumoso, no sólo por el sabor, sino por la embriaguez poética y perturbadora que le produce. Una bebida «sublime», según sus palabras, que sorbe a diario, incluso esquiando, pero no puede degustarse en solitario... y no todas las personas están preparadas para hacerlo. Es imprescindible saber ingerirlo, que la otra persona te inspire simpatía y que sea de total confianza. Alguien que no desvele todos los secretos de ese momento burbujeante, porque sería desagradable encontrarlos publicados en los periódicos del día siguiente. Por ello, la autora-protagonista, busca una buena compañía de aventuras etílicas, que no es cosa baladí. Durante una firma de ejemplares conocerá a Pétronille Fanto, un ser andrógino de veintidós años, especialista en Christopher Marlowe, que se convertirá en una escritora prolífica y, quizá, en un álter ego maligno de la misma Nothomb. Porque este libro es, a un tiempo, una reflexión sobre lo difícil y fatal que es la amistad entre personas que se dedican a juntar letras.

Poco a poco, vamos adentrándonos en la relación. La autora llega a describir la vinculación que va estableciéndose entre ambas escritoras. Pétronille es una novela de apariencia autobiográfica, breve y certera, en la que la excéntrica escritora, (y un personaje en sí misma, recordemos que come fruta podrida entre otras rarezas), comienza contándonos la sublime borrachera de champán, tras 36 horas de ayuno preparatorio, que la lleva a querer compartir semejante «ascesis» con un ser que beba «con fervor equivalente». La amistad, las liturgias y miserias de la escritura así como la búsqueda de experiencias auténticas y radicales articulan un libro que equilibra sin distorsiones lo dramático y lo hilarante –como una entrevista real de la autora a la diseñadora Vivienne Westwood– y en el que, a Nothomb, no le sobran ni faltan letras. Un brindis por Amélie y estas páginas escritas para ser disfrutadas a sorbos. De las mejores, en los últimos años.