Boxeo

25 años del suicidio de Urtain

El púgil, durante uno de sus entrenamientos, se prepara para afrontar un combate con un «sparring». Es conocido que esta parte del boxeo no es la que más le gustaba
El púgil, durante uno de sus entrenamientos, se prepara para afrontar un combate con un «sparring». Es conocido que esta parte del boxeo no es la que más le gustabalarazon

La última caída de Urtain no sobrevino por una mano mágica, sino por el recibo del alquiler. Lo tumbaron las deudas, que es una abstracción económica, un concepto quizá demasiado complejo para un hombre que había nacido con tierra en el alma. Aquel undécimo piso de la calle Fermín Caballero resultó el round definitivo para un tipo que había aprendido a boxear leyendo las críticas de sus propios combates. Sus palmas, hondas como cuencos, y todo ese pregón de golpes telúricos que escondía en ellas, lo convirtieron en una celebridad. La fama le reportó un cheque sin fondo. Ganó suficiente dinero para creerse a salvo de la miseria, un paso indispensable para que la caída posterior resonara con tanta dureza que a la historia no le quedó más remedio que considerarlo una leyenda, esos galones que en nuestra sociedad sólo se entregan a los que acaban en las cloacas. En el cuadrilátero poseía el inequívoco comportamiento de las montañas: inamovible, impertérrito. Allí arriba, en la lona, debía pensar: «Que el mundo gire a mi alrededor si le da la gana, pero de aquí no me aparta ni San Dios». Sus piernas eran como una dialéctica entre estalactitas. Algo imposible. Sus puños, sin embargo, parecían una mitología de carne y hueso. Pura metalurgia. Durante unos años, esos dedos apretados encerraban el Fort Knox del KO directo. Con ellos hizo que muchos campeones sudaran miedo. Logró el prodigio de que algunos conocieran el infierno sin necesidad de llegar a su entierro. Pero únicamente durante doce minutos. Después de cuatro asaltos, el ídolo de piedra se volvía de barro, y Urtain, el Hércules de Aizarnazábal, dejaba de ser un milagro para convertirse en una tragedia griega.