Europa

Barcelona

El resultado complica el cierre de filas unánime en Bruselas

La Comisión Europea no mueve ficha ante el «estupor» por la mayoría soberanista.

Restos de un cartel electoral de la líder de Cs en Cataluña, Inés Arrimadas
Restos de un cartel electoral de la líder de Cs en Cataluña, Inés Arrimadaslarazon

La Comisión Europea no mueve ficha ante el «estupor» por la mayoría soberanista.

La Comisión Europea mantuvo ayer inalterada la posición que ha venido manteniendo desde el comienzo del proceso independentista: la agridulce victoria de Cs y el mantenimiento de la mayoría absoluta del bloque independentista en virtud de una ley electoral que prima las provincias más nacionalistas no logró mover un milímetro la postura de apoyo sin fisuras al Gobierno. A pesar de las duras palabras que desde Bruselas lanzó el ex presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, donde aseguró que el Gobierno de España y las autoridades de la UE debían «tomar nota» del resultado en los comicios, desde la comisión europea la respuesta ha sido la de siempre. «Nuestra posición en este asunto es bien conocida, reiterada a menudo y en todos los niveles. No tenemos ningún comentario que ofrecer sobre el resultado de esta elección regional» declaró a Efe un portavoz comunitario. No se pronunciaron sobre los comicios catalanes ni el Consejo Europeo, que representa a los Estados miembros, ni el Parlamento Europeo. Pero lo cierto es que conocedores de la UE ven que la situación se ha complicado extraordinariamente porque, según fuentes consultadas, desde allí no se entiende lo que ha pasado. Y es que a Bruselas le cuesta comprender por qué tras aplicar el artículo 155, convocar elecciones, con candidatos en prisión y otro huido en la capital belga, los constitucionalistas no hayan logrado la mayoría suficiente para gobernar y así consolidar la estabilidad de gobierno que necesita Cataluña.

El escenario que viene por delante no se ve con la misma entidad si se está fuera de España que dentro. La sensación de la UE cuando se aplicó por parte del Ejecutivo de Rajoy el artículo 155 fue de que el problema se había gestionado bien y con ello se habían librado de un conflicto que afectaba de manera colateral a Europa. De hecho fue muy bien valorado que ello había supuesto el mantenimiento de la estabilidad y se había dejado de hablar de Cataluña, durante dos meses, como un monotema. Estos días, con el Parlamento Europeo cerrado por vacaciones es difícil encontrar voces que se pronuncien en una u otra dirección. Expertos aseguran que habrá más ruido a partir de enero ya que, dan por seguro, que el fugado Puigdemont desde Bélgica volverá con sus proclamas.

Algunas voces, como la del Ejecutivo belga ya se han pronunciando instando al Ejecutivo español al diálogo con Cataluña, aunque advierte de que éste no puede ser sólo bilateral, sino que hay que implicar a todas las comunidades autónomas. Ahora hace falta que, sobre la base de los resultados, se forme una mayoría y un Gobierno. Una vez que se haya hecho, espero que se pueda retomar un diálogo entre Madrid y Barcelona, pero con el conjunto del resto de autonomías», destacó ayer el ministro de Exteriores belga, Didier Reynders. Unas declaraciones que, no hay que olvidar, llegan en un momento en el que los belgas están inmersos en un proceso electoral y que no gustó que se anulara la euroorden, pues querían que el huido Puigdemont abandonara el país y quitarse el problema.

Lo que consideran algunas fuentes europeas es que Rajoy va a tener que emplearse a fondo para reforzar su política comunitaria y explicar lo que ha pasado. Además, los resultados del 21-D pueden tener también consecuencias en las inversiones europeas para Cataluña y también para el resto de España, advierten las mismas fuentes.