Elecciones generales

Las encuestas alientan a los críticos para remover a Sánchez tras el 20-D

Ferraz resta credibilidad a los sondeos y pone sus esperanzas en una campaña basada en la figura del líder socialista. Cualquier resultado para el PSOE por debajo de cien diputados abriría la puerta a una rebelión interna.

Susana Díaz y Pedro Sánchez en un acto socialista celebrado en la localidad de Viator, Almería, el pasado 7 de noviembre
Susana Díaz y Pedro Sánchez en un acto socialista celebrado en la localidad de Viator, Almería, el pasado 7 de noviembrelarazon

Ferraz resta credibilidad a los sondeos y pone sus esperanzas en una campaña basada en la figura del líder socialista. Cualquier resultado para el PSOE por debajo de cien diputados abriría la puerta a una rebelión interna.

Preocupación en el PSOE porque el patrón catalán se pueda reproducir también a nivel nacional, esto es, que Ciudadanos capitalice el voto de alternativa de gobierno y se coloque como principal partido de la oposición, dejando a los socialistas relegados al rol de bisagra. La inquietud no es infundada, viene de la mano de las últimas encuestas que pronostican un vertiginoso ascenso de la formación de Albert Rivera hasta colocarse como segunda fuerza, dejando al PSOE sin opciones ya no de competir por ser primeros, sino de llegar a La Moncloa a través de alianzas postelectorales. Esta situación unida a un resultado por debajo de 100 diputados abriría la puerta a la que un sector del partido lleva tiempo llamando para remover a Pedro Sánchez de la dirección federal.

Las alarmas saltaron hace semanas con el barómetro publicado por el diario de cabecera socialista, en él Metroscopia auguraba el «sorpasso» de Ciudadanos. El jarro de agua fría minó la moral socialista y supuso el inicio de una semana horribilis para su líder Pedro Sánchez. Hasta ahí podría considerarse como una encuesta aislada, resultado de la creciente volatilidad del voto, pero los últimos barómetros de «El País» (que pronosticaba un triple empate) y de «El Mundo» vuelven a colocar a los de Rivera por encima del PSOE a sólo tres días de que arranque la campaña electoral. Además, existe otro factor que aumenta la preocupación en las filas socialistas y es que si bien existen otros estudios de opinión que mantienen al partido de Sánchez como segunda fuerza, en todos ellos la suma de PP y Ciudadanos alcanza la mayoría absoluta. Es el caso de la encuesta de NC Report para LA RAZÓN publicada ayer y que pronostica que Rajoy y Rivera estarían en condiciones de formar gobierno con entre 177 y 185 diputados.

A pesar del escenario adverso y de la inquietud interna, de cara a la galería el PSOE saca fuerzas de flaqueza y alude a que las encuestas se encuadran dentro de la «política ficción» y que sólo las urnas reflejan una radiografía real de la voluntad de los votantes. «Las encuestas en mayo no nos daban los resultados que obtuvimos. No nos las creemos», señalan a LA RAZÓN fuentes socialistas. Apoyan su argumento en que estos barómetros están desvirtuados al no existir recuerdo de voto de formaciones como Podemos o Ciudadanos, cuya irrupción ha supuesto un cambio de escenario respecto a 2011. Pero hasta que España se pronuncie en las urnas y dibuje el nuevo panorama político, el PSOE cuenta con 20 días para revertir los resultados que arrojan las encuestas.

La campaña dará el pistoletazo de salida con la publicación del barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), en el PSOE confían en que la dinámica de ser el primer partido en intención directa de voto y simpatía se mantenga y a pesar de no superar al PP puedan apoyarse en el argumento de que la «cocina» les perjudica. No obstante, este estudio tiene la misma desviación que cualquier otro, pues Podemos y Ciudadanos no cuentan con el citado recuerdo de voto, pero para los socialistas tiene «más credibilidad y representatividad» porque se trata de entrevistas presenciales. No obstante, relativizan: «Encuestas, son encuestas».

Con este punto de partida, en el PSOE lo fían todo a hacer una buena campaña que levante el ánimo de sus filas y vuelque el voto de los indecisos de su parte. «Hay que trabajar y luchar», defienden. La fórmula para cautivar al votante decisivo será «hacer mucha calle, mucho territorio y mucho Pedro Sánchez», ése es el pilar central de su estrategia: su líder. Por ello, la intervención del secretario general en los debates previstos para los lunes de campaña será clave para armar un discurso en dos ejes: de alternativa de gobierno frente al PP y de credibilidad frente a los emergentes. «Pedro está superpreparado y representa a un partido de gobierno, mientras que Ciudadanos improvisa sobre la marcha y Podemos ha cambiado su ideario desde mayo», esgrimen en Ferraz. La hoja de ruta socialista pasa por desacreditar a los «nuevos partidos», un sarampión que hay que pasar, como ocurrió con Podemos, que hace unos meses decía ser «el líder de la oposición» y ahora ha quedado relegado a cuarta fuerza. «Ellos siempre serán bisagra y nosotros partido de gobierno», dicen con convencimiento desde Ferraz, pero, en cualquier caso, eso le corresponde decidirlo a los españoles el 20 de diciembre.