Cantabria

Los barones presionarán a Sánchez para que no intente una investidura

Barajan retrasar el Comité Federal del día 30 de enero hasta que Mariano Rajoy se someta a su investidura y presionar para no pactar con los rupturistas. Centran su estrategia en frenar la deriva del PSOE y blindar al partido frente a los bandazos ideológicos de su líder por sus ansias de poder

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ofrece un discurso en la sede del partido en Santander
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ofrece un discurso en la sede del partido en Santanderlarazon

Barajan retrasar el Comité Federal del día 30 de enero hasta que Mariano Rajoy se someta a su investidura y presionar para no pactar con los rupturistas. Centran su estrategia en frenar la deriva del PSOE y blindar al partido frente a los bandazos ideológicos de su líder por sus ansias de poder

La preocupación de los barones territoriales por la deriva a la que está llevando Pedro Sánchez al PSOE en sus negociaciones de investidura no se mitiga con el paso de los días. La decisión de ceder cuatro diputados a las marcas independentistas de ERC y Democracia y Libertad en el Senado ha sacudido los cimientos del partido, reabriendo el único debate en el que los socialistas no quieren estar: el cuestionamiento de su compromiso con la unidad de España. Para desterrar cualquier duda sobre su posición en defensa de la integridad territorial, los barones obligaron a Sánchez a suscribir la prohibición de llegar a cualquier entendimiento con formaciones que defiendan «la autodeterminación, el separatismo y las consultas que buscan el enfrentamiento». La resolución, aprobada en el último Comité Federal del partido, suponía una alusión tácita a Podemos y su defensa del referéndum por el derecho a decidir y, por ende, una negativa taxativa a entablar cualquier entendimiento con fuerzas de marcado sentido secesionista. Sin embargo, tras los últimos gestos de complicidad del secretario general hacia los independentistas, los dirigentes territoriales que auspiciaron la redacción del texto se han propuesto forzar su cumplimiento, considerando que Sánchez es capaz de cualquier cosa para llegar a La Moncloa.

Para ello, los dirigentes socialistas calibran sus fuerzas y miden al milímetro sus pasos para trazar una estrategia que frene la deriva del PSOE hacia la irrelevancia. Una estrategia focalizada en lo político y no tanto en lo orgánico, para evitar transmitir la imagen de «conspiradores» que dejó el último cónclave del partido, en el que no fueron capaces de materializar las presiones a las que sometieron a Ferraz durante días. El objetivo es blindar al PSOE frente a los bandazos ideológicos de Sánchez e impedir que éste dilapide la tradición de partido con sentido de Estado por sus ansias personales de poder.

Según fuentes consultadas por LA RAZÓN, a día de hoy, los dirigentes territoriales barajan la opción de posponer el Comité Federal que el partido debe celebrar el 30 de enero hasta que Mariano Rajoy se someta a su sesión de investidura, lo que –según los cálculos de la Mesa del Congreso– no se producirá hasta primeros de febrero. La intención de los barones de postergar la cita concuerda con el fin con el que la Ejecutiva de Sánchez fijó el cónclave para esta fecha, que su celebración se produjera con el escenario político algo más despejado de incógnitas y esto no ocurrirá hasta que el presidente en funciones vea cercenadas sus opciones de gobernar en un primer pleno de investidura. Además, los críticos quieren aprovechar el Comité Federal para alzar la voz contra los últimos gestos de Sánchez hacia el separatismo y para reivindicar la celebración del congreso, que elegirá un nuevo liderazgo del partido, cuanto antes. Estos pronunciamientos generarán, con toda seguridad, tensiones internas y reavivarán la fractura en el seno del partido, transmitiendo una imagen de debilidad que al partido no le interesa reflejar mientras Sánchez está dando la réplica en el Congreso a Rajoy en el pleno de investidura. «Esto debilitaría al PSOE en un momento en el que se tiene que postular como alternativa», reconocen.

No obstante, los dirigentes territoriales sí quieren batirse el cobre con Sánchez antes de que éste se enfrente a su propia sesión de investidura para recordarle los presupuestos a los que debe atender en materia de pactos. «Le transmitirán su rotunda intención de no pactar con los nacionalistas y no permitirán una investidura en esos términos», señalan. Un posicionamiento que impedirá cualquier avance de la candidatura de Sánchez si no cuenta con el aval de Ciudadanos, cuyo apoyo sí es bien visto por los dirigentes del PSOE.

Con este escenario, las opciones de prosperar de Sánchez serían nulas. Se debatiría entre la repetición de elecciones –por falta de apoyos– o de una abstención para favorecer un gobierno del PP. Ninguna de las dos opciones es válida para el líder socialista, que sabe que no concurrirá como candidato a unos nuevos comicios ni resistirá en la oposición como líder del PSOE, si no conquista La Moncloa. Ambas circunstancias presentan también serias dificultades para el propio partido, que se debate entre el riesgo de acudir de nuevo a las urnas y perder la hegemonía de la izquierda a manos de Podemos o reconducir su argumentario, contrario a una gran coalición, para facilitar la investidura del PP a través de una abstención. La hoja de ruta de los dirigentes territoriales se circunscribe –por el momento– sólo a evitar un gobierno con Podemos y los independentistas, aunque comienza a abrirse el debate de la abstención, si la situación en Cataluña se enconara demasiado y fuera necesario un escenario de estabilidad a nivel estatal para hacerle frente.

Desde Ferraz mantienen el optimismo y consideran que serán capaces de articular un pacto con Podemos y Ciudadanos en torno a un ambicioso programa social y económico que represente el cambio que demandaron los ciudadanos el 20-D. De no ser así, y fracasar en esta estrategia «serán ellos –en alusión a Albert Rivera y Pablo Iglesias– quienes tengan que explicar por qué prefieren nuevas elecciones e inestabilidad, antes que propiciar un gobierno progresista». No obstante, y aunque piensan que lo conseguirán, actualmente las posiciones siguen enquistadas y no se aprecia un acercamiento.