Presidencia del Gobierno

Los barones quieren forzar la «abstención negociada» del PSOE

Esta decisión iría supeditada a una ambiciosa agenda de reformas y condicionada a que Ciudadanos virara al «sí»

El líder del PSOE, Pedro Sánchez
El líder del PSOE, Pedro Sánchezlarazon

►Proponen una oposición constructiva frente a Podemos ►Sellarían un acuerdo escrito en el que incluirían la reforma constitucional y la financiación autonómica

Pedro Sánchez cada vez está más solo en su negativa taxativa a Mariano Rajoy. Ni siquiera aquellos que, en algún momento, habían defendido la posibilidad de articular un gobierno alternativo de izquierdas –liderado por el PSOE junto a Podemos y otras fuerzas– parecen ahora confiados en las opciones de su candidato. Por ello, ante el escenario endiablado que aboca inevitablemente a una repetición electoral, unos y otro van matizando y suavizando sus posiciones con el objetivo de esquivar las urnas. Esto es, dan por bueno facilitar un ejecutivo de Rajoy si con ello se evita repetir los comicios. Esta abstención no sería ni mucho menos gratuita, iría supeditada a una ambiciosa agenda de reformas –«condiciones claras y concretas»– que le permitirían al partido hacer el ejercicio de pedagogía ante sus votantes de una decisión de difícil encaje ideológico en el espectro de la izquierda.

No obstante, para que esta abstención se produzca con garantías deben darse dos circunstancias previas: que Ciudadanos vire al «sí» y que se cercene por completo la posibilidad de un ejecutivo de izquierdas alternativo. Los socialistas necesitan neutralizar los últimos cantos de sirena de Podemos para articular un gobierno progresista, de manera que, una vez inhabilitada esta vía de gobierno, puedan frenar el desgaste que la formación de Pablo Iglesias ejercerá sobre el PSOE para situarse como oposición. «No son fiables», reconoce un dirigente, que anticipa la intención del partido morado de «machacarnos si nos abstenemos». Por ello, según estas fuentes «la salida es desenmascarar del todo a Podemos para que haya un gobierno estable».

«La presidenta dijo en diciembre que no se podía aspirar a gobernar con 90 diputados. Ahora, tenemos cinco menos». En la Junta de Andalucía, no van a cansarse de repetir lo obvio porque existen dos temores larvados, ambos achacados a la «irresponsabilidad» de Pedro Sánchez: primero, que el secretario general provoque unas terceras elecciones en las que ahondará con toda probabilidad el suelo electoral del PSOE. Segundo, que antes vuelva a hacer pasar al partido por el «bochorno de una investidura imposible. Otra vez». Los fieles a Susana Díaz, que se ha descartado para el liderazgo nacional hasta que no se aclare el panorama, se inclinan ahora por lo que el entorno de la presidenta denomina una abstención negociada.

Alguien con acceso al palacio de San Telmo explica que ya en diciembre desde el Partido Socialista andaluz se quiso facilitar una segunda legislatura de Mariano Rajoy «corta, incómoda y con contraprestaciones como la derogación de la reforma laboral. Ahora no hay ningún motivo para que ese escenario varíe, incluso exigiendo al PP compromisos escritos en lo tocante a la reforma constitucional, la lucha contra la corrupción o la financiación autonómica, un asunto que preocupa mucho en Andalucía». Los socialistas andaluces creen que «una oposición combativa pero constructiva ayudaría al partido a recuperar parte del sitio que ha ocupado Podemos porque podría decir: “Mientras vosotros ladráis, nosotros conseguimos cosas”».

La maniobra de Mariano Rajoy de ofrecer a Pedro Sánchez un marco de negociación alrededor de los ocho puntos propuestos por el Comité Federal del PSOE es apreciada en Andalucía como «una jugada hábil». Este elogio al presidente en funciones obedece al hecho de que «le corta el camino hacia la investidura porque ni Podemos ni mucho menos los nacionalistas van a apearse del referéndum», pero también, y esto se calla, porque obligará al secretario general a abandonar la ambigüedad que ha convertido al PSC de Miquel Iceta en su baronía más incondicional. «La línea roja de la igualdad entre los españoles no va a traspasarse y eso le deja sólo las opciones de abstenerse o aparecer como el provocador de unas terceras elecciones».

Por supuesto, otra legislatura en la oposición es el paso previo a la defenestración de Pedro Sánchez en el 39º Congreso que deberá convocar en cuanto haya Gobierno. Por ello, contarán con la oposición frontal de Ferraz a facilitar la gobernabilidad con premura y exigirán que aquellos que defienden la abstención en privado lo hagan de forma pública ante las bases, que están llamadas a dirimir el liderazgo del partido.

Desde el 27 de junio, el deseo de los socialistas andaluces fue que el secretario general apareciese como único responsable del descalabro en las urnas y la consiguiente formación de un ejecutivo con Mariano Rajoy otra vez al frente. Susana Díaz, escocida por la derrota en su feudo, está menos decidida que nunca a dar el salto a Ferraz, pero no tendrá otro remedio que cambiar de opinión si el PSOE la aclama. Su plan nunca previó unas primarias.

El PSOE, abierto a «reexaminar» el «no» a Rojoy

El secretario de Economía del PSOE, Manuel de la Rocha, abrió ayer la puerta a una reconsideración por parte de los socialistas del «no» a la investidura de Mariano Rajoy «si las circunstancias cambian», aunque hizo hincapié en que por ahora permanecen «firmes» en la negativa. «A día de hoy nuestra posición es firme y clara. Si las circunstancias cambiaran, quizás podríamos reexaminarlo –indicó– en una entrevista en la Cope, pero en este momento nuestra posición es no». Sin embargo, condicionó la reconsideración a que Rajoy consiga el apoyo de otras formaciones políticas para ser investido presidente.