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Son ésos los mejores por José Luis Alvite

La Razón
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T iene gracia que se justifique el sueldo de los políticos alegando que con salarios inferiores sólo se dedicarían a ese oficio los mediocres, dando por supuesto que los mejores prefieren servir a la empresa privada, donde reciben retribuciones de escándalo. Eso es rigurosamente falso. ¿Acaso son los mejores quienes con sueldos de fábula han saqueado el sistema financiero español? ¿Y no es cierto, por otra parte, que muchos de los mejores ni siquiera tienen la menor opción de ocupar esos puestos porque carecen del apoyo corporativo necesario? No es razonable creer que la valía profesional se transmite asociada al apellido, como tampoco se pasa de padres a hijos el talento. Miles de españoles honestos y bien preparados harían el trabajo de nuestros políticos incluso si les recortasen a la mitad el sueldo por sustituirlos. A la vista de cómo ocurren las cosas, lo que se necesita para la política no es categoría profesional, ni talento, sino tener bien desarrollado el sentido de la obediencia. ¿Demuestra inteligencia la sumisión incondicional de nuestros diputados y senadores? ¿Cómo es posible que hayamos pervertido la democracia hasta considerar normal la obediencia automática, como ocurre con esos pollos de granja cuyos movimientos han sido restringidos para que coman lo que les echen y engorden en poco tiempo? Tiene gracia que los políticos justifiquen sus sueldos alegando que sólo así se dedicarán a la vida pública los mejores. Y es de risa que se diga que hay que pagar mejor a los jueces para que no se corrompan. ¿Es que acaso ha de ser el Estado quien soborne a los magistrados para que hagan su trabajo? ¿No saldría en ese caso más barato sobornar a los delincuentes para que no hagan el suyo?