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El «núcleo duro» impulsa una Europa de dos velocidades

Ante las amanezas que el Brexit y el populismo suponen para el futuro de la UE, los líderes de Francia, Alemania, Italia y España abogan por una vanguardia de países que avance en el proyecto de integración europea sin cerrar la puerta al resto.

El presidente de Francia, François Hollande (2i); la canciller alemana, Angela Merkel; el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (2d), y el primer ministro italiano, Paolo Gentiloni (i), a su llegada a la cumbre a cuatro celebrada hoy en el Palacio de Versalles, en Francia.
El presidente de Francia, François Hollande (2i); la canciller alemana, Angela Merkel; el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (2d), y el primer ministro italiano, Paolo Gentiloni (i), a su llegada a la cumbre a cuatro celebrada hoy en el Palacio de Versalles, en Francia.larazon

Ante las amanezas que el Brexit y el populismo suponen para el futuro de la UE, los líderes de Francia, Alemania, Italia y España abogan por una vanguardia de países que avance en el proyecto de integración europea sin cerrar la puerta al resto.

François Hollande organizó ayer una mini cumbre con el «núcleo duro» de la Unión Europea para relanzar el proyecto europeo, incluida la Europa de la defensa. Francia, Alemania, Italia y España coincidieron en apostar por una Europa a velocidades diversas.

Angela Merkel, Mariano Rajoy y Paolo Gentiloni acudieron a la cita en el Palacio de Versalles preocupados como el resto de Europa por la situación geopolítica que ha creado la elección de Donald Trump y los temores que ha despertado con sus diversas declaraciones calificando la OTAN de obsoleta y aseverando que le da «exactamente igual que los europeos estén unidos o no», seguro de que el Brexit será un éxito» al que seguirán otros países.

A la puerta del palacio, la Guardia Republicana aguantó estoicamente el frío mientras llegaban las delegaciones, en conjunto con una media hora de retraso sobre el horario previsto, seguramente a causa de la huelga de controladores aéreos que obligó a los aviones de los dirigentes extranjeros a esperar pacientemente en el cielo el permiso para aterrizar en el aeropuerto de Villacoublay. Merkel, Rajoy, Gentiloni y Hollande tomaron la palabra para realizar una breve alocución seguida de una cena de trabajo.

La participación de España en esta mini cumbre, a pesar de no ser miembro fundador de la Unión Europea, se debe a la insistencia especial del presidente francés, que ha querido que nuestro país sea tenido en cuenta en lo que puede ser un nuevo impulso del proyecto europeo en estos momentos de incertidumbre a causa del Brexit y la visión geopolítica del nuevo presidente de estados Unidos.

Además, la presencia de España da cierta continuidad, con un Gobierno en sus primeros meses de ejercicio, en un contexto especial porque, junto a las incertidumbres que pesan sobre Europa en general, se suma un periodo de incertidumbre sobre Francia, donde las elecciones presidenciales han sumido el país en una crisis política, a lo que se suma los comicios que se celebrarán en Países Bajos el 15 de marzo y en Alemania el 24 de septiembre.

Rajoy inició su intervención admitiendo que «existen muchas incertidumbres» en Europa y que el reto que tienen es darles una respuesta atendiendo «con más diligencia y eficacia las necesidades de los ciudadanos», pero no dejando espacio para el pesimismo porque «Europa es un éxito», como lo muestra el que haya vivido «su mayor periodo de paz y seguridad en la historia de nuestro continente».

Para el presidente del Gobierno, el futuro de Europa pasa «por una mayor y mejor integración de los países que forman parte de la Unión Europea». Ésa es la opción que le «gusta» a Rajoy, que afirmó que «España está dispuesta a seguir adelante en la integración con aquellos que quieran». Integración en temas de política exterior, inmigración, lucha contra el terrorismo, profundización en la unión económica, para mantener los pilares del Estado de Bienestar, la lucha contra el desempleo juvenil y «extender el Plan Junker, que ha funcionado muy bien al menos en mi país». El presidente español calificó de «útil» el «libro blanco» que ha presentado la Comisión Europea sobre el futuro de Europa, y aseguró que la opción que él prefiere entre las que se ofrecen sobre el futuro de Europa es «la que apuesta por más y mejor integración».

Hollande eligió Versalles para esta reunión porque «es un símbolo». Aquí se firmó hace un siglo el tratado de paz entre Alemania y los aliados tras la I Guerra Mundial. «Aspiraban a la paz», recordó el presidente francés, «pero la unidad de Europa aparecía como una utopía y, desgraciadamente, un encadenamiento de sucesos y el espíritu de revancha provocaron la II Guerra Mundial».

Hollande aseguró estar convencido de que «no se encontrará ninguna solución» a la situación actual «con el repliegue sobre sí mismo y el rechazo del otro» y abogó por que haya «nuevas formas de cooperación, nuevos proyectos», porque «unidad no es uniformidad». De esta forma, «algunos países» podrían ir más deprisa «y más lejos» en distintos temas como «defensa, armonización fiscal y social, cultura o juventud», explicó el líder francés.

Para Merkel, los europeos deben «tener la valentía de aceptar que unos países avancen más rápidamente que otros», sin que eso signifique que ese ‘club’ esté «cerrado a los que vayan con retraso». La canciller añadió que el proyecto comunitario necesita un impulso, optimismo y capacidad de actuar, porque Europa no es un ente «abstracto», sino un conjunto de ciudadanos, cuyo bienestar se debe garantizar. En la misma línea, el «premier» italiano, Paolo Gentiloni, abogó por «una UE más integrada», pero con «diferentes niveles de integración».