Un trauma que el país no ha superado

Marine Le Pen, candidata del Frente Nacional en las elecciones presidenciales, ha declarado que la persecución de los judíos por el gobierno de Petain no es responsabilidad francesa, porque «eso no era Francia». Sin embargo, la Historia dice lo contrario. El régimen de Vichy sí representaba a Francia.

El avance de las tropas alemanas obligó a las instituciones republicanas a adoptar medidas extraordinarias pero legales. París fue tomada sin resistencia el 14 de junio de 1940, y el Gobierno se refugió en Burdeos. Reynaud, presidente del Ejecutivo, dimitió, y los presidentes de la Cámara de Diputados y del Senado confiaron el cargo al entonces vicepresidente, el mariscal Petain. El armisticio se firmó el 22 de junio, y siete días después, el Gobierno legal y legítimo de Francia se instaló en Vichy. Las dos cámaras se reunieron en Asamblea Nacional, como representación de la soberanía de los franceses, y aprobaron una ley que confería plenos poderes a Petain de forma provisional mientras se elaboraba una nueva Constitución. Petain quiso instaurar un nuevo orden, una «revolución nacional», en consonancia con el fascismo de la época, lo que encajaba bien con un antisemitismo bien arraigado en Francia. En octubre de 1940, el Gobierno de Vichy dio unas leyes de exclusión de los judíos, similares a las Leyes Núremberg (1935) de los nacionalsocialistas: los judíos no podrían trabajar en la administración, la educación, las artes, o en los medios de comunicación, y se limitaría el número de judíos en la Universidad, entre otras medidas.

No fue suficiente, porque el 2 de junio de 1941 se aprobó el Estatuto de los judíos, que definía la condición de semita, y las profesiones y actividades en las que no podían participar. El Gobierno les obligó a censarse, y se articuló, al modo de la Gestapo, un sistema de delación vecinal. La «Francia libre», la de Vichy, creó un Comisariado General y amplió la Unión General de Israelistas para el control humano –no en vano construyeron campos de concentración– y la confiscación de propiedades judías. A esto se unió el Instituto para el Estudio de las Cuestiones Judías, dedicado a la propaganda antisemita. No contento con esto, el Gobierno formó una Milicia Francesa, que contó con 30.000 hombres, que se dedicó, al estilo de las SA nazis, a perseguir a los judíos.

En enero de 1942 se decidía en Wansee (Alemania) la Solución Final. En julio de ese año se inició en Francia con la colaboración del Gobierno de Vichy, que puso a disposición de los nacionalsocialistas su policía y el censo de semitas. Era la operación «Viento primaveral», que contó con el terrible episodio conocido como «Redada del Velódromo de Invierno», donde encerraron a 12.884 personas, que luego fueron enviadas a campos de exterminio. Un total de 76.000 judíos acabaron en manos nazis; 42.000 de ellos en Auschwitz.

En realidad, la declaración de Marine Le Pen responde a la dificultad de Francia para aceptar su papel en la Segunda Guerra Mundial y la relación con el nacionalsocialismo.