Localizada en buen estado la adolescente desaparecida en Tres Cantos (Madrid)

La menor apareció a última hora de la noche tras tres días desaparecida.

Final feliz para la desaparición de Rocío Millán, de 13 años, que había desaparecido el pasado jueves tras salir del colegio Nuestra Señora de la Merced de Tres Cantos. Un tuit de la Policía Local de Tres Cantos confirmaba al filo de la medianoche que la menor había sido localizada. Se ponía fin así al calvario vivido por sus padres, que habían denunciado su desaparición.

Vivía en Tres Cantos. Nunca se había marchado de casa, pero el jueves, «en la típica rabieta de adolescente» –explicaba su madre– se subió en un autobús en dirección a Madrid y no volvió. Nunca había hecho algo así, aunque todo apuntaba a que su desaparición sí fue voluntaria.

Rocío, o Rorry como la llaman todos los que la conocen, salió el viernes del Colegio Nuestra Señora de la Merced a las 13:45. Llevaba una mochila naranja, muy llamativa, con dibujos en azul, por la que ahora espera la familia que se la reconozca. Porque Rorry no fue a comer, tampoco apareció por la tarde y lo que ya puso en alerta a su padres: no llegó a dormir. Ésta noche sería la tercera sin ella. Es en ese momento cuando la familia llama a la Guardia Civil y pone el caso en sus manos. Desde ese momento sólo se sabía que se subió por su propio pie a un autobús que la dejó probablemente en Plaza de Castilla, ya que el trayecto es directo y se llega en apenas 20 minutos. Allí, la menor sacó dinero en un cajero automático de Bankia situado en una de las Cuatro Torres y allí es donde dejó la última pista fiable con la que trabajaba la Policía y la Guardia Civil.

Hubo muchas llamadas de testigos que la situaban en Madrid y en otras zonas de España. Su madre relataba que «Rocío no conoce Madrid. No sabe moverse bien», de ahí que tampoco se descartó que pudiera estar con alguien. Pero ¿con quién?, se preguntaban sus padres. «Es una cría muy pequeña y a esa edad se cuenta todo a las amigas», añadía un conocido de la familia. Su círculo de amistades más cercano colaboró en todo momento en la búsqueda de la niña, que se intensificó cuando la familia decidió hacer pública la desaparición y distribuir la fotografía con la descripción de su hija.

Sus padres confiaban en que con este primer paso y ante la rápida difusión que tuvo ayer la fotografía de la niña en las redes y medios de comunicación –seguramente por el «efecto Diana Quer»– Rocío «se asuste y vuelva», como así ocurrió finalmente.