Víctimas del Terrorismo

El túnel de la risa

La Razón
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Una de las tías dice que cuando escucha el himno español «le dan ganas de vomitar» y siente que le «da cagalera». Para partirse la caja de risa. Eso, al menos, en opinión de Maite Iturbe, la directora general de EiTB. Según Maite, eso de que la televisión pública vasca, que recibe cada año 134 millones sacados en impuestos a los contribuyentes, clasifique a los españoles en cuatro tipos –el «facha», el «paleto», la «choni» y el «progre»– es divertido. Cuando afloraron los tuits de Guillermo Zapata, soltando agudezas como que el cenicero del coche es la única forma de «meter a cinco millones de judíos en un Seat 600» o que han tenido que cerrar el cementerio de Alcásser «para que Irene Villa no vaya a por repuestos», el concejal de Podemos también se escudó en el salero: «Siempre me ha gustado el humor negro y cruel». Esta claro que esto del sentido del humor es muy subjetivo. Ya comenté una vez que si la «gracia» de Zapata hubiera tenido como objetivo a los abogados comunistas asesinados en Atocha en 1977, el podemita no habría durado un minuto en el cargo. No fue sólo Carmena quien consideró los comentarios antisemitas una muestra de ingenio. Lo mismo y por escrito, concluyeron los jueces de la Audiencia Nacional, cuando absolvieron a Zapata. Si sus respetables señorías han llegado a la conclusión con el Código en la mano que ese tipo de expresiones hay que enmarcarlas en el terreno de lo gracioso, ocurrente, jovial, guasón, chistoso o cachondo, quien soy yo para llevarles la contraria.

Tampoco es nadie el europarlamentario vasco del PP, Iñaki Iturgaiz, quien ha anunciado que va a llevar ante la Comisión Europea esa «muestra de la infamia nacionalista cargada de odio contra todo lo español» emitida en EiTB. Mucho me temo que saldrá trasquilado, porque tanto desde la televisión autonómica vasca como desde el Gobierno del PNV –«sin compartir los contenidos y estereotipos que utiliza el programa»– ya andan diciendo que lo que hemos visto es un resumen que no se ajusta a la realidad.

En otras palabras, que ni ese remedo de actriz que es Miren Gaztañaga quería decir «catetos» cuando lo dijo y que se tapó la nariz, no en referencia a la bandera española o al himno nacional, sino por los apestosos efluvios que le llegaban del cuarto de baño de su casa. Que se ande con tiento Iturgaiz, porque como esto termine en juicio, lo terminan empapelando y le condenan en costas por «descontextualizar».