Martín Prieto

Francisco toma coca en La Paz

La Razón
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La única dulce objeción que le cabe a Francisco (Pancho para sus compatriotas) es la insistencia de su Secretaría de Estado de tratar Iberoamérica, incluso Hispanoamérica, como América Latina, intento de Napoleón III de crear en México un imperio francófilo impuesto hasta por expedicionarios del general Martínez Campos, quien llegó, vio y volvió. Papas han viajado a Sudamérica menos que dedos de una mano y los telepredicadores son multinacional sincretista. Bergoglio, como argentino, sabe cuál es su pastoral en aquellas tierras. El chismorreo periodístico adelanta que Francisco tomará coca con Evo Morales en Bolivia. Para «Pulitzer». La primera vez que posé en el aeródromo de La Paz, que por algo se llama «EL ALTO», precisé oxígeno, repitiendo el espectáculo desmayándome como damisela en brazos del Embajador de España. En todos los Andes Centrales se combate el soroche, el apunamiento, al mal de altura, con té o mate de hojas de coca, o más acertadamente haciendo «acullico»: masticar coca mezclada con la cal de las paredes mal lechadas haciendo una bola que pasa de carrillo a carrillo y exige la cortesía de no hablar al adicto. Eso no es una droga, aunque te deje verde la dentadura, sino imprescindible para superar la apoxia y trabajar enérgicamente la agroganadería. El cocalero es un agricultor y vende en el mercado. El crimen reside en los narcotraficantes disfrazados de revolucionarios que adquieren a cualquier precio la planta transformándola en clorhidrato en laboratorios de la selva. La cocaína, pócima médica que hasta se incluyó en la inocente «Coca-Cola», es una peste en Estados Unidos y en España (a la que no afecta la crisis) como acceso a Europa. Si Francisco sorbe ese té o incluso hace «acullico» será más que una gestualidad: quemar las plantaciones, pobrísimo medio de subsistencia andina, es el error. La solución consiste en destruir el clorhidrato, afincado en la corrupción política y en los más insospechados paraísos fiscales. Acompaño al Papa con ese té.