Sevilla

La corona del rey desnudo

La Razón
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El sol, el arte y la gracia son, para algunos políticos complacientes, suficiente opio como para adormecer a toda la población. Sin embargo, para adormideras, las de los responsables de la Administración sanitaria que no han reparado durante estos años de crisis en esa rebelión por venir. Se tira, se sigue tirando, pero la cuerda no da más de sí. Que la sanidad es la joya de la corona, como no deja de repetirse, se ha revelado como la más reciente versión del cuento «El rey desnudo». El rey está sin corona y en cueros, a decir de las miles de personas que se manifestaron el domingo en Granada, Huelva, Málaga y Sevilla. Hartos, dicen estar, desde que hace un lustro la ortodoxia económica exigiera a España la disminución del gasto público: el sanitario y el educativo, adonde se destinan los mayores porcentajes, vieron reducidas sus partidas a niveles a los que no están preparados ni los enfermos ni los sanos. De cómo se realizaron aquellos recortes andan algunos cantando romances de provincia en provincia, al modo de los trovadores medievales. Y no es para menos. Los disparates, en una región tan vasta como Andalucía, comenzaron a reventar por los costurones y las fusiones hospitalarias han derivado en fisiones nucleares. Al inicio de la crisis, en los años más duros, la situación era tal que llegó a cundir el pánico en la Junta. Tanto fue así, que la titular de Salud, María Jesús Montero entonces, confió informes a un selecto cuerpo de discretos observadores que brujuleaban por los ambulatorios, los centros de salud y los hospitales de Andalucía. El diagnóstico de los informantes era desolador. Pero algunos creen aún que el sol, la gracia y arte lo curan todo, ignorando lo que pocos ignoran, que el rey anda desnudo y la corona es de plástico.