Primarias en el PSOE

Pedro Sánchez al desnudo

La Razón
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Sin duda el debate que se produjo el pasado lunes entre los tres candidatos a dirigir el PSOE levantó el interés de propios y ajenos. Los debates de estas características, entre miembros de un mismo partido, son un instrumento democrático útil para analizar los diferentes matices de las propuestas que compiten por el liderazgo.

En cuanto al resultado para los protagonistas, si bien hay división a la hora de opinar sobre quien fue el vencedor del debate, en cambio, hay unanimidad acerca de quien fue el perdedor. Todos los analistas, politólogos, comentaristas y la mayoría de miembros del Partido Socialista coinciden en que el Sr. Pedro Sánchez salió debilitado porque quedaron al descubierto sus carencias.

La credibilidad es muy difícil de ganar, pero se puede esfumar en una décima de segundo, una contradicción grave, el incumplimiento de un compromiso o un error que haga dudar a quienes se ha de convencer, son motivos suficientes para convertirse en un insolvente. El riesgo en un debate para un proceso de primarias no lo corren sólo los candidatos, sino que lo es para todo el partido, porque ellos son la imagen de la propia organización.

Por otra parte, mucho se ha escrito sobre la capacidad de influencia de los debates en la decisión de voto. Los analistas suelen llegar a conclusiones que apuntan en la línea de que los debates no suelen cambiar la predisposición de los votantes a apoyar a una formación política o a un candidato determinado. A priori, parece cumplirse la máxima de que «los discursos conmueven los corazones pero no cambian ningún voto».

Sin embargo, no es exactamente así. Al observar distintos datos demoscópicos tomados antes y después de los diversos debates, se concluye que un debate influye en tres grupos de personas: en primer lugar, refuerza el voto de aquellos que se adhieren a una opción y en segundo lugar, puede determinar la opinión de indecisos y abstencionistas.

En suma, después del debate a tres, los seguidores de la Sra. Susana Díaz y el Sr. Patxi López se han afianzado en sus posiciones, pero el Sr. Pedro Sánchez podría haber perdido algunos apoyos.

Pero más allá del trasvase de unas decenas de votos entre uno y otro candidato, la peor parte se la llevó el PSOE. La falta de «background» y de solidez que exhibió el ex líder socialista enfría a muchos ex votantes socialistas para volver a confiar en el Partido Socialista.

Hubo una afirmación de la Sra. Díaz: «Tu problema no soy yo, eres tú» y una pregunta que formuló el Sr. López: «Vamos a ver, Pedro, ¿tú sabes lo que es una nación?» que hundieron al ex secretario general. Si el PSOE no hubiese cosechado las peores derrotas consecutivas, y si no hubiese llevado a cabo una política errática en materia territorial, el Sr. Sánchez no hubiese estado cuestionado.

Pero sus posiciones políticas siempre han estado relacionadas con sus intereses personales en cada momento. A nadie se le escapa que si el PSC apoyase mayoritariamente a cualquiera de los otros candidatos, quizá el Sr. Sánchez volvería al modelo territorial que defendía antes de julio de 2014 y a no juguetear con el concepto de nación.

En un debate los candidatos se ven obligados a quitarse las máscaras que habitualmente ocultan sus debilidades, a cara descubierta, la Sra. Díaz ganó el mano a mano y el Sr. López logró no perderlo, a pesar de ser, sin embargo, el Sr. Sánchez al desnudo quien perdió mucho.