Política

Iñaki Zaragüeta

Sin ruta ni puerto al que arribar

Sin ruta ni puerto al que arribar
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Algunos políticos de la Transición, entre ellos, Rodolfo Martín Villa, acertaron cuando concretaban en Cataluña el problema político de España y no en el País Vasco. Sin embargo, no afinaron al centrar la cuestión exclusivamente en el nacionalismo ni en que el vendaval secesionista iba a afectar de lleno al corazón del socialismo catalán proporcionándole un confusionismo que hoy no tiene solucionado y que se agranda hasta convulsionar a la organización federal de Rubalcaba. El PSC presenta síntomas de barco a la deriva, sin conocer la ruta que les llevará a puerto, porque ni siquiera tienen decidido a qué puerto arribar. Picotean con Artur Mas en el tema de la lengua, como ayer, en el del independentismo hace unos días, con ICV en las europeas y mañana dependerá de cómo amanezca o de dónde sople el viento. Hasta piensan en la singladura en solitario, al margen del proyecto ideado por Pablo Iglesias. Tan desordenado escenario tiene atribulado a Rubalcaba, quien da la impresión de haber abandonado el timón por incapacidad o a la fuerza por la violencia de la mar. Imagino que no se engañan –aunque no apostaría una paella por ello– pero el PSOE no será lo mismo sin el PSC. Ni siquiera sé si el PSC tiene futuro en estas condiciones. O se convence de que su camino es el recorrido hasta hace poco o, ya se sabe, para una copia, mejor el original. Ni el PSOE ni el PSC están centrados. Ni están ni se adivinan. Si, como presumía Napoleón, «un líder es un negociador de esperanzas», cuán lejos de ello navegan Rubalcaba y Pere Navarro. Así es la vida.