El desafío independentista

La Generalitat ya se ilusiona con muy poco

La Razón
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No es fácil distinguir si estamos ante un rasgo de supremo cinismo o ante el espejismo iluso de quien se sabe desahuciado, pero las reacciones exageradas del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y de su vicepresidente, Oriol Junqueras, ante una mera consideración hipotética del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, sobre una Cataluña independiente demuestra que los líderes separatistas, a la hora de manipular los hechos, se conforman con bien poco. Lo que de verdad ha dicho Juncker, tanto en una entrevista a «La Vanguardia» como en un programa de preguntas de los ciudadanos de la cadena comunitaria «Euronews», es que la Unión Europea está con la legalidad democrática española y que se debe escuchar a su Tribunal Constitucional y a su Parlamento. Bruselas considera la cuestión catalana como un asunto interno que atañe a la soberanía española y que, en el caso hipotético de una Cataluña independiente, ésta quedaría fuera de la Unión Europea y debería solicitar la adhesión como cualquier otro candidato. En definitiva, nada que no se haya repetido hasta la saciedad por los distintos portavoces de Bruselas. Con una novedad si se quiere: la teoría política acuñada por el propio Juncker de que quien contraviene las constituciones de los países miembros contraviene la Constitución de la UE.