Vacunas

Vacunas: Cada euro invertido ahorra hasta cinco al sistema sanitario

Vacunas: Cada euro invertido ahorra hasta cinco al sistema sanitario
Vacunas: Cada euro invertido ahorra hasta cinco al sistema sanitariolarazon

Los avances científicos actuales permiten proteger la salud de nuestros niños y niñas frente a ciertas enfermedades. Algunas de las enfermedades que se previenen mediante la vacunación fueron muy temidas hace pocos años, y su recuerdo sólo queda en la retina de la generación de nuestros abuelos. ¿Quién conoce hoy algún caso de polio? Por ejemplo la poliomielitis en España causó 2.132 casos de parálisis permanente en el año 1959 y hasta 208 muertos en 1960. La gran mayoría de los afectados eran niños menores de 15 años.

Las vacunas, junto a la potabilización del agua, constituyen «el mayor descubrimiento en la historia de la Medicina, y no se debe desaprovechar la oportunidad que ofrecen», tal y como indica David Moreno, coordinador del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría. Sólo cuando las condiciones higiénico-sanitarias se han visto comprometidas por conflictos geopolíticos, como la guerra, las tasas de vacunación han disminuido, quedando patente su necesidad.

Un ejemplo de ello es la epidemia de sarampión que ocurrió en Bulgaria en los años 2009 y 2010, ocasionando 24.047 casos y 24 muertos. Otro ejemplo es la epidemia de difteria en la Federación Rusa que comenzó en 1990 y posteriormente se extendió a otros países de la antigua Unión Soviética, con más de 157.000 casos y 5.000 muertos entre los años 1990 y 1998.

Además, otro de los beneficios es económico, puesto que la prevención ahorra costes de futuro. La vacunación representa la intervención en salud más segura, eficaz y coste-efectiva con la que cuentan los sistemas sanitarios. Por cada euro invertido en vacunas se ahorran entre cerca de cuatro o cinco en costes directos.

En este sentido, Juan José Picazo, jefe de servicio de Microbiología Clínica del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y presidente de la Sociedad Española de Quimioterapia, explica que «los costes de hospitalización de una infección neumocócica llegan a superar los 4.000 euros en hospitalización, frente a unos 70 euros de la vacuna. A esto deben añadirse los costes indirectos de bajas laborales, pérdida de tiempo por cuidar al enfermo...».

Beneficios probados

La cuestión es sencilla, ¿por qué renegar de los beneficios de las vacunas cuando son capaces de evitar en algunos casos –como contra el VPH– el cáncer? Los expertos aseguran que esta pregunta carece de sentido si los países en desarrollo luchan por alcanzar las tasas de vacunas del mundo occidental.

Venancio Martínez Suárez, presidente de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria de Atención Primaria (Sepeap), durante unas recientes jornadas de vacunas de la sociedad, analizó la erradicación o casi total desaparición de algunas enfermedades en las últimas décadas, como la polio, la viruela, la difteria, el sarampión o la infección por Haemophilus Influenzae de tipo b. Además, Martínez subrayó el éxito de las políticas de salud pública apoyadas en vacunas, tanto por los beneficios para la salud, como de sus efectos beneficiosos para la economía de la administración.

En España

Pese que nuestro país goza de una de las tasas de cobertura de vacunación infantil más altas de Europa, no carece pues de lagunas y problemas en su consecución. Las 17 autonomías, hasta la entrada del calendario único, mantenían diferencias en el acceso a unas y otras vacunas. Desde 2014 todas las comunidades deben ajustarse a lo marcado desde el Ministerio, pese a lo cuál algunas fuerzan la entrada de determinadas vacunas.

En esta carrera de obstáculos, podemos encontrar un vencedor: la del neumococo. Tras haber sido eliminada en el calendario único, y no encontrarse con anterioridad en todas las autonomías, Sanidad la ha incluido en el calendario de 2016. Una buena forma para evitar el desarrollo de la enfermedad neumocócica, una dolencia provocada por una bacteria que puede causar desde una otitis hasta una neumonía o una meningitis. Otra vacuna que vuelve, al menos a las farmacias –hasta ahora de uso hospitalario–, es la molécula contra la meningitis B. Esta vacuna es la primera y única aprobada por la Agencia Europea del Medicamento frente a esta grave enfermedad, que puede causar la muerte en tan sólo 24 horas.

La asignatura pendiente se halla en la varicela. Fuentes del Ministerio aseguran que su llegada a las farmacias es próxima, mientras los casos de la enfermedad repuntan, por lo que pediatras y padres esperan tener noticias antes de que acabe el año, al menos de su venta libre en boticas.

CREENCIAS

Roi Piñeiro Pérez*

Creencia: las vacunas pueden producir reacciones graves y mortales.

–Realidad: es cierto que, excepcionalmente, puede aparecer una reacción grave, la anafilaxia, que precisa atención médica inmediata. Por esto, se recomienda que los niños esperen un tiempo de 15-20 minutos en el centro médico tras ser vacunados. Según los estudios científicos, el riesgo de anafilaxia es de 0,65 casos por cada millón de dosis. Pero aún en estos casos, la gran mayoría no es mortal. En cualquier caso, los riesgos de padecer las enfermedades frente a las que vacunamos, o sus complicaciones, son mucho mayores.

Creencia: contienen componentes, como aluminio y conservantes, que son perjudiciales para el niño

–Realidad: estos componentes son necesarios para aumentar la respuesta inmunológica y conservar la vacuna en buen estado desde su fabricación hasta su administración a los niños. Todos estos componentes son también rigurosamente estudiados y regulados antes de que una vacuna pueda ser comercializada. Los adyuvantes aceleran, potencian y prolongan la respuesta inmunológica. Suelen ser sales de aluminio.La cantidad de aluminio presente en una vacuna es mucho menor de la que puede encontrarse en una dieta normal, incluida la propia lactancia materna. Ningún estudio ha conseguido demostrar una intoxicación por aluminio secundaria a la administración de las vacunas. Los estabilizantes son los encargados de que la vacuna mantenga sus propiedades y potencia. Entre ellos hay azúcares, aminoácidos, gelatinas y sales. Los conservantes mantienen los viales libres de contaminación. Se trata de antibióticos y sustancias como el fenol que impiden el crecimiento de microorganismos u otros contaminantes.

Creencia: llevan mercurio.

–Realidad: El tiomersal es un derivado mercurial. Se usó hace años para evitar la contaminación por bacterias u hongos en las vacunas. Estudios rigurosos realizados por la Organización Mundial de la Salud han demostrado que no existe ningún tipo de evidencia científica que relacione el tiomersal con ningún tipo de daño neurológico ni autismo. También se ha descartado su relación con el trastorno de déficit de atención e hiperactividad. Pese a ello, por un principio de precaución, el tiomersal se eliminó de todas las vacunas infantiles. Actualmente, ninguna vacuna del calendario vacunal contiene tiomersal o derivados mercuriales (esté financiada o no por el Sistema Público de Salud).

*Jefe asociado del Servicio de Pediatría del Hospital General de Villalba. Extraído de roipineiro.wordpress.com/