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Depresión postparto: también es cosa de hombres

Los varones también pueden sufrir cambios hormonales tras la paternidad.

Depresión postparto: también es cosa de hombres
Depresión postparto: también es cosa de hombreslarazon

Los varones también pueden sufrir cambios hormonales tras la paternidad.

Todo aquel que haya experimentado alguna vez en su vida la cascada de sensaciones que provoca el peso de un hijo recién nacido sobre sus brazos tenderá a no creerse lo que le vamos a contar ahora. Todos los privilegiados que tenemos grabado en el hipotálamo el olor dulce de su piel recién bañada, el tacto trémulo de sus músculos deshidratados y el reflejo de unas uñas endemoniadamente grandes sobre el pecho nos negaremos a aceptar que lo nuestro ha sido producido por una inyección natural de oxitocina en el torrente sanguíneo. Y, sin embargo, es verdad. La paternidad es una experiencia profundamente unida a una catarata de hormonas que se activan en el cuerpo del varón.

No es que la paternidad sea «sólo» cuestión de hormonas; pero es «también» cuestión de hormonas. Cada vez son más los datos científicos que demuestran que el macho de la especie humana está químicamente diseñado para sentir deseos de cuidado hacia sus crías y que ser padre es algo de lo más natural. Tan natural como la vida misma. Pero quizás lo que más sorprenda es que algunos de los comportamientos hormonales propios de la mujer cuando va a ser o ha sido madre también se reproducen en sus parejas.

Eso es al menos lo que sugiere una investigación publicada ayer en el suplemento de psiquiatría del «Journal of the American Medical Association» según la cual los varones también pueden padecer depresión postparto.

La investigación ha sido desarrollada por científicos de la Universidad de Auckland (EE UU) y parece demostrar que los hombres que presentan un peor estado de salud o están más estresados durante el tiempo en que sus parejas están embarazadas tienen más riesgo de padecer depresión después del alumbramiento. Lo que implica que el resto de los varones también pueden padecerla, aunque en menor medida.

El trabajo ha consistido en el estudio de síntomas de depresión antenatal y postnatal en 3.523 varones que fueron entrevistados durante los nueve meses de embarazo de sus parejas. Su edad media fue de 33 años.

Un 2,3% de los hombres sufrieron episodios graves de depresión antenatal y un 4,3, de depresión postparto. En el caso de la depresión anterior al parto, los casos más severos se relacionaron con miedos sobre la salud de la pareja y el estrés que pueden provocar los cuidados que ella requiera. En el caso de la depresión posterior, las causas más habituales fueron temores sobre la salud del bebé y el miedo a perder el trabajo en esas circunstancias.

El trabajo pone el acento en los problemas que este tipo de depresión puede generar en la familia. La calidad de la relación de un miembro del clan puede afectar al resto. Por ejemplo, puede dificultar la correcta integración del nuevo niño en el seno de la pareja, poner en peligro la recuperación deseada de la madre o alterar el desarrollo infantil. Porque el grupo también necesita de un padre activo, sano y en plenas facultades.

Hasta ahora, la relación entre la crianza y la depresión se había estudiado sólo en mujeres. Uno de los segmentos de población con mayor riesgo de padecer depresión es el de las madres con hijos pequeños. Siempre se ha pensado que en el caso de los padres la tendencia es la contraria. Según James Levine, director del Proyecto Paternidad de Manhattan, «muchos hombres reviven sus experiencias biográficas mientras sus hijos crecen. Un correcto control de las emociones paternales puede conducir al restañamiento de heridas sufridas en la infancia o la juventud por el padre». Quizás sea éste el motivo que explique por qué muchos hombres se reconcilian emocionalmente con sus padres después de haberlos convertido en abuelos y la razón de que se haya pensado que la paternidad realmente es una terapia psicológica para el varón.

Pero también se sabe que el balance hormonal del hombre cambia también en el trance de ser padre (no sólo le pasa a las mujeres). Cuando los hombres conviven con una embarazada los niveles de testosterona bajan considerablemente al tiempo que crecen los de otras hormonas como el estradiol que, curiosamente, pertenece a la familia de las hormonas sexuales femeninas. Estos cambios hormonales generan en algunos hombres síntomas parecidos a los de la mujer encinta: náuseas, falta de apetito, comportamiento caprichoso. El futuro padre se vuelve sensible y antojadizo. Y, según demuestra el estudio de Auckland, en algunos casos tiende a caer en la depresión.