Astronomía

La NASA capta por primera vez polvo en una galaxia lejana

Ubicación de la lejana galaxia polvorienta A1689-zD1 detrás el cúmulo de galaxias Abell 1689
Ubicación de la lejana galaxia polvorienta A1689-zD1 detrás el cúmulo de galaxias Abell 1689larazon

Los astrónomos de la NASA han encontrado una prometedora pista para explicar la rápida evolución de las galaxias después del Big Bang, tras detectar en una de las galaxias más lejanas jamás observadas la primera evidencia de polvo en un remoto sistema de formación estelar de este tipo.

Para recoger el débil resplandor del polvo frío en la galaxia A1689-zD1, las nuevas observaciones han utilizado el conjunto de telescopios ALMA, y para medir su distancia lo han hecho con el Very Large Telescope de ESO, según explica la NASA en un comunidado.

Los astrónomos han observado una de las galaxias más remota y más joven jamás encontrada. Se sorprendieron al descubrir un sistema mucho más evolucionado de lo esperado, ya que tenía una fracción de polvo similar a una galaxia como la Vía Láctea, mucho más evolucionada. Este polvo es vital para la vida, ya que ayuda en la formación de planetas, moléculas complejas y estrellas normales.

El objeto se llama A1689-zD1. Podemos verlo gracias a que una lente gravitatoria (en forma de espectacular cúmulo de galaxias - Abell 1689 – que se encuentra entre la joven galaxia y la Tierra) amplifica su brillo más de nueve veces. Sin este fenómeno gravitacional, el resplandor de esta lejana galaxia habría sido demasiado débil para detectarlo, explica la NASA.

Lo que los astrónomos ven es a A1689-zD1 cuando el universo tenía sólo unos 700 millones de años (el cinco por ciento de su edad actual). Esto significa que es un sistema relativamente modesto, mucho menos masivo y luminoso que muchos otros objetos que se han estudiado antes en esta etapa del universo temprano y, por lo tanto, un ejemplo más típico de una galaxia en aquel momento.

De esta manera, A1689-zD1 está siendo observada tal y como era durante el período de reionización, cuando las primeras estrellas trajeron consigo un amanecer cósmico, iluminando por primera vez un inmenso y transparente universo y acabando con el prolongado estancamiento de las épocas oscuras. Los observadores esperaban ver un sistema con apariencia de haberse formado recientemente, pero la galaxia les sorprendió por su rica complejidad química y por su abundancia de polvo interestelar.

«Tras confirmar la distancia de la galaxia utilizando el VLT”, afirma el astrónomo Darach Watson, «nos dimos cuenta de que había sido observada previamente con ALMA. No esperábamos encontrar mucho, pero te aseguro que estábamos todos muy emocionados cuando nos dimos cuenta de que ALMA no sólo la había observado, sino que había hecho una clara detección. Uno de los principales objetivos del Observatorio ALMA era encontrar galaxias en el universo temprano a partir de sus emisiones de gas y polvo fríos — ¡y aquí está!».

Esta galaxia estaba en su infancia cósmica, pero resultó ser precoz, explican los científicos. A esta edad, se supone que debía tener pocos elementos químicos pesados (en astronomía, cualquier elemento más pesado que el hidrógeno o el helio, se define como metal). Estos se producen en el interior de las estrellas y se dispersan y alejan una vez que las estrellas explotan o alcanzan el final de sus vidas de otro modo. Es necesario que este proceso se repita durante muchas generaciones estelares para producir una gran abundancia de los elementos más pesados como el carbono, el oxígeno y el nitrógeno.

Sorprendentemente, la galaxia A1689-zD1 parecía estar emitiendo una gran cantidad de radiación en el infrarrojo lejano, indicando que ya había producido muchas de sus estrellas y cantidades significativas de metales, revelando que no sólo contenía polvo sino que tenía una proporción polvo-gas similar a la de galaxias mucho más maduras.

Según explica Darach Watson, «aunque el origen exacto del polvo galáctico sigue siendo un misterio, nuestros resultados indican que su producción es muy rápida, en un margen de sólo 500 millones años desde el comienzo de la formación de estrellas en el universo. En términos cosmológicos, es un plazo muy corto, dado que la mayoría de las estrellas viven miles de millones de años.»

Los resultados sugieren que A1689-zD1 ha estado formando estrellas uniformemente a un ritmo moderado desde 560 millones de años después del Big Bang, o bien ha pasado de forma muy rápida por su fase de brote estelar (starburst) antes de entrar en una etapa de declive en cuanto a formación de estrellas.

Antes de este resultado, los astrónomos temían que fuera imposible detectar este tipo de galaxias distantes utilizando estas técnicas, pero A1689-zD1 ha sido detectada usando tan sólo breves observaciones llevadas a cabo por ALMA.