Ciencia

Sacar agua de aire seco

Un dispositivo extrae tres litros de agua en 12 horas en condiciones de menos del 20% de humedad relativa

El dispositivo tiene un nuevo material organometálico
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Un dispositivo extrae tres litros de agua en 12 horas en condiciones de menos del 20% de humedad relativa

Ordeñar el aire. Sí: extraer del aire seco su último hálito de humedad para convertirlo en agua potable. Es una suerte de sueño inalcanzable para muchos seres humanos que viven en zonas extra áridas del planeta. Y, desde ahora, podría ser una realidad algo más cercana.

Incluso en medio del desierto seríamos capaces de lograr las cantidades de agua necesarias para el consumo doméstico de una pequeña familia si una nueva tecnología presentada ayer pudiera ver la luz de manera generalizada. Se trata de un dispositivo fabricado por el Massachusetts Institute of Technology que utiliza un sorprendente nuevo material organometálico, es decir, un compuesto en el que los átomos de carbono forman enlaces covalentes con un átomo de metal.

Lo más sorprendente del aparato es que se alimenta con energía solar. Hasta ahora, los dispositivos que logran extraer agua de la humedad relativa del aire requieren suministros de enormes cantidades de energía, lo que los hace inviables para los usos domésticos sobre todo en los países más desfavorecidos.

Por ejemplo, existen humidificadores para mejorar la calidad del aire en casa, pero, además de necesitar en muchas ocasiones agua, son realmente un pequeño lujo. El coste de un aparato así tan grande que pudiera extraer agua para un hogar es elevadísimo.

El nuevo prototipo es capaz de extraer tres litros de agua en 12 horas en condiciones de menos del 20% de humedad relativa del aire. Se han realizado tests en tejados de casas en Estados Unidos para confirmar que es viable en condiciones reales.

Los materiales organometálicos existen desde hace 20 años. Se trata de la combinación de un metal como el magnesio o el aluminio con moléculas orgánicas para crear una estructura porosa y rígida. En los poros se puede almacenar con facilidad aire y agua. Se utilizan como filtros para capturar gases. Por ejemplo, existen prototipos de este material que sirven para almacenar gas licuado en el depósito de un vehículo. Los depósitos fabricados con él albergan hasta el triple de gas en el mismo espacio.

También se pueden usar para absorber CO2 o para separar sustancias químicas de un compuesto. Son las grandes esponjas del futuro.

Los autores del nuevo hallazgo han utilizado cristales organometálicos espolvoreados en una placa solar. Todo ello se inserta en una caja abierta expuesta al aire ambiental. Cuando el aire atraviesa los cristales el agua tiende a introducirse en los poros del material. De hecho, se agrupan en minúsculos cubos formados por ocho moléculas de agua cada uno.

La placa solar acumula calor y permite que esa agua vuelva a evaporarse para pasar por un condensador. Allí aparecen las primeras gotas (como esas que se forman en la baldosa de la cocina junto a la olla donde cocemos agua) que pueden acumularse en un depósito. Con el paso del tiempo se obtiene litros de agua potable.

El material ahora presentado puede conseguir agua equivalente al 20% de su volumen. Nuevas mejoras permitirán pronto duplicar la capacidad de producción. Se planea construir un sistema no alimentado por el sol, que absorba agua del aire de la noche y la suministre durante el día, por ejemplo.

Los autores creen que este tipo de dispositivos es el avance más serio realizado en la lucha aún inconclusa por lograr un método de abastecimiento universal del más deseado tesoro aún para millones de personas en el mundo:el agua potable.