Consumo

Cuatro de cada diez cremas solares no nos protegen

Los protectores que compramos «on-line» no siempre son tan buenos como creemos. Los dermatólogos alertan de que los productos más demandados no son los que mejor bloquean el sol.

Cuatro de cada diez cremas solares no nos protegen
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Los protectores que compramos «on-line» no siempre son tan buenos como creemos. Los dermatólogos alertan de que los productos más demandados no son los que mejor bloquean el sol.

La textura, el precio, el nombre de la marca e, incluso, el olor. Son cuatro de las características en las que se fija un consumidor a la hora de elegir un protector solar. Sin, en la mayoría de los casos, pensar en la salud de su piel y en si el producto escogido es el que mejor le va a funcionar. Así lo confirma un estudio que han realizado un grupo de dermatólogos de Estados Unidos y que ha publicado la revista «JAMA Dermatology». Han analizado los 65 productos más demandados y con mejores críticas por parte de los consumidores en una de las páginas web de venta on-line más importantes del mundo, Amazon, y han determinado que cuatro de cada diez cremas protectoras no cumplen con los requisitos que establece la Academia Americana de Dermatología (AAD).

Es decir, 26 de las 65 cremas solares analizadas –se venden más de 6.500 en esta página– no cumplen con los tres requisitos básicos que establece este organismo. «No cumplían el Factor de Protección Solar (FPS) superior a 30, no eran bloqueadores de gran espectro (que protegen tanto frente a los rayos UVA como frente a los UVB) y no eran resistentes al agua y al sudor», afirma a LA RAZÓN el dermatólogo Steve Xu, uno de los principales autores del estudio, que ha realizado el Colegio de Medicina de la Universidad de Northwestern de Chicago (EE UU). «Los consumidores se enfrentan a un gran número de productos, afirma este experto, y a muchas formas de adquirirlos y eso complica la elección. La principal dificultad es ser capaz de elegir lo mejor entre toda esta variedad». El problema, como indica Xu, es que lo queremos todo y «para conseguir un protector que aporte la suficiente protección solar, nos guste al tacto y no nos coste un ojo de la cara debemos ser muy meticulosos a la hora de leer las etiquetas».

Muchos de los productos para el sol que aparecen en esta web de venta on-line atraen al consumidor no sólo por su precio –el estudio también demuestra que el coste de estas cremas es excesivamente variante y se pueden llegar a multiplicar hasta por un 3.000 por ciento–, si no por su olor o por considerarlo como un cosmético. Así, como afirman los autores, el tipo de piel es lo último que se tiene en cuenta, cuando debería ser una de las claves en la selección del producto. Y es que Xu insiste a este diario en que «un factor de producción más elevado no significa que deba tener un coste más elevado». Una idea que está muy asentada entre los consumidores y que los dermatólogos no terminan de erradicar. Y es que, sorprendentemente, de acuerdo con el estudio norteamericano, nueve de las diez cremas más baratas que analizaron cumplían con los tres requisitos de AAD.

Aunque el estudio se ha realizado entre los usuarios norteamericanos, sin duda se podría extrapolar a nuestro país. «Aquí tenemos el mismo problema», afirma el doctor Julián Conejo-Mir, presidente de honor de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). Como explica este dermatólogo, «dos de cada diez españoles ya compra sus productos de cosmética on-line, aunque creo que esa cifra podría estar muy cercana al 50 por ciento», por lo que los datos de Amazon puede ser muy similares en nuestro país. El doctor tiene claro que «el ahorro que se obtiene gracias a la compra por internet puede ser del 30 o el 40 por ciento y es normal que la gente recurra a esta vía».

Sin embargo, lo que más preocupa a los dermatólogos no es tanto la forma de adquirir los protectores solares, sino la poca atención que prestamos a ala hora de decantarnos por uno o por otro. O, lo que es peor, el escaso número de cremas solares que utilizamos. Según Conejo-Mir, «sólo el 50 por ciento de los que van a la playa se compran un protector solar. Y de éstos, la mitad no lo utiliza o se lo pone de forma incorrecta aunque lo haya comprado». Con estos datos, es evidente reconocer que «no sabemos utilizarlo bien porque no tenemos claro que no son cremas cosméticas, sino medicamentos», asevera el experto. Pero elanálisis de los dermatólogos en JAMA resulta que uno de los valores que más puntúan para los consumidores es la capacidad de absorvión de la crema y, no tanto, si les evita quemaduras solares. Así, perciben como negativo que la crema sea excesivamente grasa, pero no que no bloquee los rayos solares que les producen enrojecimiento.

Otra de las dudas recurrentes es dar con el protector adecuado para cada persona. También en esto fallamos. Los dermatólogos insisten en que nunca se debe comprar un bloqueador con protección menor a 30, sin embargo, en Amazon se encuentra una gran cantidad de productos que «sacrifican» esta protección por obtener un mayor bronceado.

Pero ¿cuánto protege realmente cada una de estas cremas? Conejo-Mir insiste en que en este aspecto no todas las firmas cumplen con los criterios de homologación europeos y es por ello que podemos encontrar cremas con protección 100 que sólo bloquean el 50 por ciento de los rayos, mientras que muchas que indican un factor 50 tienen la misma protección. «Es un problema derivado de la guerra comercial que existe entre las marcas». Y es que «estos protectores siguen siendo el cosmético que más se vende en todo el mundo», aunque, por lo visto, la mayoría no lo utilice.

Para evitar la confusión que existe entre los consumidores, en la AEDV ya están trabajando para concienciar a la sociedad de que sigan una serie de pautas a la hora de seleccionar su protector. «Se deben seguir cuatro claves: cada protector es personal y el mismo no sirve para toda la familia porque cada uno tiene una piel diferente; hay que saber utilizarlo y tener en cuenta que un sólo bote no dura todo el verano», sostiene Conejo-Mir. Para este dermatólogo es muy importante leer bien las etiquetas y determinar cuál es el país de origen de cada producto. «Las grandes firmas, como Vichy, La Roche Posay u otras ‘‘top’’ cuidan mucho que su etiquetado cumpla con la protección exigida, pero no es así con todas las firmas. Debemos ser cuidadosos».