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Eduardo Sacheri: «Debemos aceptar las contradicciones que implica la felicidad»

El autor de «Lo mucho que te amé» (Alfaguara) habla de las grandes preguntas que nos acechan y las obsesiones que persiguen al ser humano

El escritor Eduardo Sacheri
El escritor Eduardo Sacherilarazon

Del amor, la felicidad, la vida, la muerte… Eduardo Sacheri habla con la clarividencia de quienes se esfuerzan por comprender el mundo. Y escribe mientras dialoga consigo mismo, haciéndose preguntas que alimentan las que pudiera hacerse cualquier lector sobre las principales obsesiones que acechan al ser humano. El escritor y guionista argentino se incardinó en el cuerpo de Ofelia, la protagonista, para ensanchar los límites de su libertad, enfrentarse a la moral de su tiempo y romper sin pavonearse con los mandatos familiares interpuestos. «Lo mucho que te amé» transcurre en el Buenos Aires de hace 70 años y gira en torno a los sentimientos de una joven enamorada de dos hombres de una familia. La última obra del autor de la posteriormente oscarizada «El secreto de sus ojos» y Premio Alfaguara de novela 2016 muestra las complejidades del vivir. Y la necesidad de aceptar las contradicciones que implica ser feliz.

–«Lo mucho que te amé» es una mezcla entre la comedia y el drama.

–Como nuestras vidas. Todos nosotros padecemos los dilemas que pesan a la protagonista y encontramos un poco de oxígeno en el humor.

–¿Qué es vivir bien?

–Vivir sin hacer daño a los demás.

–¿Y mal?

–Las vidas mal vividas están construidas sobre la mezquindad de dañar a quienes nos rodean.

–En general, ¿cómo vivimos?

–Quiero pensar que hay más gente buena que mala. Pero sólo es un deseo y hoy me pillas optimista.

–¿Vivir es aguantar la infelicidad, como escribe en el libro?

–A veces lo pienso. Sobre todo cuando pierde Independiente.

–¿Qué es la felicidad?

–Ese instante fugaz en el que no necesitas nada más ni a nadie más.

–Ofelia intenta no privarse de ser feliz.

–Es que tal vez debamos aceptar las contradicciones que a veces implica la felicidad. La vida no es simple, sólo los fanáticos la ven así. Quizás la heroicidad venga de la mano de la valentía de aceptar esas complejidades.

–¿Qué es el amor?

– (Piensa) La necesidad imperiosa de ver felices a algunas personas e intentar participar en esa felicidad.

–¿Debe ser exclusivo?

–Esa pregunta es muy difícil. Yo sólo sé que uno desea ser amado en exclusiva por su pareja. Y que no puedo pretender que mis hijos me amen a mí y no a su madre. Pero sí quiero que su madre me ame sólo a mí. Es un poco contradictorio.

–¿Se puede amar a dos personas a la vez?

–Me escribí una novela entera preguntándomelo y no lo sé.

–¿Puede ser autodestructivo?

– Como toda pasión.

–¿Duele?

–Mucho.

–¿Siempre o sólo cuando no es correspondido?

– Siempre, porque la incomprensión duele.

–¿A este mundo hemos venido a querer o a que nos quieran?

–Empecemos por querer, que depende de nosotros. Eso sí, duele más querer que el hecho de que te quieran, que siempre tiene un trasfondo bonito.

–¿Hasta qué punto las redes sociales para ligar están matando el romanticismo?

–No tengo claro que lo estén matando. Lo que hacen es que llamemos a las cosas por su nombre. No es lo mismo el amor que una calentura. Y antes disfrazábamos de romanticismo cosas que no lo merecían.

–En su obra abundan los diálogos. Pero cuando usted escribe, ¿con quién habla?

–Conmigo. Pienso mientras escribo. Uno no sabe quién va a leer la novela. Al único lector que conoces a es ti mismo.

–¿Para quién escribe?

–Para mí. Pero eso me suena a ególatra. En realidad, escribo para entender mejor el mundo. El destinatario soy yo, lo que no significa que no me importe que guste a los lectores.

–¿Qué dicen sus textos de usted?

–Hablan de lo que me importa en la vida, de todas mis obsesiones: el amor, la felicidad, el bien, el mal, la muerte, la soledad… ¿Hay algún ser humano que no esté obsesionado por las mismas cosas?

–¿Qué diferencia al novelista del guionista?

–El novelista tiene más poder porque hace con las palabras lo que quiere. El trabajo del guionista queda al servicio de otros.

–Como profesor, ¿cuál es la mayor lección que nos ha enseñado la Historia?

– Que tratarnos bien es una tarea inacabable.