Cultura

Festival de Málaga

Maribel Verdú: 15 años tiene mi “follamigo”

La actriz de 48 se “lía” con un adolescente en “El doble más quince”, polémica cinta a concurso en el Festival de Málaga

Maribel Verdú y Germán Alcarazu en "El doble más quince"
Maribel Verdú y Germán Alcarazu en "El doble más quince"larazon

Películas como “La buena estrella” o “Y tu mamá también” le han ganado a Maribel Verdú fama de mito erótico para distintas generaciones de españoles y latinoamericanos. La hemos visto en papeles arriesgados en los sexuales (en la bañera, inmersa en tríos...) siempre ejemplificando el deseo y la búsqueda del mismo, sea a los 20 como a los 48 que ahora gasta. “El doble más quince”, presentado en el Festival de Málaga, es, dice, uno de los cinco papeles más “bonitos” de su carrera. Y aquí también, la Verdú es objeto, detonante y propiciadora del deseo y sus confusas leyes.

El título de la cinta del joven realizador vasco Mikel Rueda (que debutó en 2015 con “A escondidas”) alude a la diferencia de edad entre Ana y Eric. Ella tiene 45 y se mueve perdida entre la juventud en declive y una madurez que no logra estabilizar. Él es un chaval de 15 años, como lo son todos: consciente de poder perder el tiempo en vivir la vida que recién empieza. En un chat de sexo, clandestinamente, Ana empieza a contactar con Eric. Les separa “el doble más quince” en el carné de identidad, pero les unen las ganas, por distintos motivos, de encontrarse en la cama.

"Cuando llegamos a una edad todos nos hacemos preguntas, sin importar que seas hombre o mujer. La película al final va de dos personajes que se encuentran y eso les permite ser ellos mismo", asegura Mikel Rueda. Pero este retrato de los interrogantes que buscamos despejar en el sexo resulta incómodo en los tiempos que corren: al fin y al cabo Eric es un menor de edad. Verdú tuvo que defender en rueda de prensa un personaje, el suyo, que no encajará del todo en quienes quieran atender a la ortodoxia de la edad.

Para el veintañero Germán Alcarazu (Eric), que ya trabajó con Rueda en “A escondidas”, el director bilbaíno ha puesto a disposición toda la experiencia acumulada con el trabajo con adolescentes y propiciar una conexión creíble entre los dos protagonistas: "Era necesario crear un ambiente familiar y buscamos que fuera así a base de compartir cosas y de que se conocieran en todos los aspectos que toca la película", afirma Rueda. El sexual también, claro.