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Servillo se deja estrenar

Servillo se deja estrenar
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Lo hemos visto, siempre serio, incluso lúgubre, moviendo los hilos de la alta política («Il divo») o paseando, decadente, su señorial figura por los embarcaderos del Tiber («La gran belleza»). Es uno de los más grandes actores italianos de su tiempo y, en su país, una gloria teatral. Pero ahora, por fin, comprobamos que Toni Servillo también sabe reír. O más bien, hacernos reír. La ocasión nos la brinda «Déjate llevar», una comedia de Francesco Amato para participar en la cual este intérprete eminentemente serio ha aplicado el precepto que le da título: «Es un estímulo, una ocasión para coger al vuelo y enfrentarse a algo inédito o distinto en mi carrera». La comedia, un género que Servillo iba buscando deliberadamente: «Hace tiempo que quiero hacer un filme distinto a los anteriores, lo he seguido con determinación porque me gusta enfrentarme a la comedia. Ya lo he hecho en teatro con obras de Molière o Goldoni. Ahora quería llevar eso al cine y cuando me llegó el guión de Amato me interesó porque se miraba en el espejo de cineastas como Billy Wilder, Ernst Lubitsh y Woody Allen... Así que acepté con placer la experiencia».

«Déjate llevar» nos presenta a Elías, un psIquiatra romano entorno a los sesenta años cuya vida no va mucho mejor que la de sus pacientes: mantiene una extraña relación puerta con puerta con su ex mujer y se ha dejado llevar por la vida sedentaria. Conclusión: tendrá que rebajar kilos y ganar en salud por precepto médico con una entrenadora personal, que resulta ser una española vital y cabra loca, que tiende a emparejarse con personajes poco recomendables. Ella es Claudia, o lo que es lo mismo Verónica Echegui: «Con ella he tenido un entendimiento perfecto en el rodaje, parecía como si tuviésemos la misma relación que en el filme. Verónica es una actriz muy buena y verástil, capaz de demostrar su talento sea en comedia como en drama. Dotó al personaje una extraodrinaria vitalidad que contrastaba muy bien con esta dimensión, digamos, no deportiva y rutinaria del personaje de Elías». Y es que el psiquiatra no se lleva muy bien con el ejercicio físico, algo que lo emparenta al propio Servillo: «Eso fue lo más fácil de interpretar, la poca pasión por los gimnasios que compartimos; por otra parte, ha sido difícil ponerme al día con el deporte».

Echegui y el italiano

Para Echegui el reto ha sido iniciarse desde cero en el italiano: «Antes de la película no hablaba una palabra –confiesa Servillo–, pero el resultado ha sido muy apreciable. Ha aprendido muy bien la lengua. Yo la estimo mucho como actriz». En las enormes diferencias entre esta sociedad de intereses provenientes de mundos muy distintos (él es refinado, ella un pelín hortera; él asentado, ella «vivalavirgen»...) se asienta gran parte de la comicidad del filme: «Creo que en Italia ha tenido un éxito notable porque no se fía todo al chiste fácil, sino que se cuenta una historia a través de cuyas situaciones se llega a la risa».

La buena sintonía con Echegui es otro motivo más para Servillo de estima hacia España, país al que viene regularmente para presentar en funciones exclusivas sus obras de teatro: «Siempre acudo con gran alegría. He llevado todos mis espectáculos últimos a Madrid y en abril volveré al teatro con ‘‘Elvira’’», apunta.

No sabemos si para entonces podremos ver «Loro», el nuevo trabajo de Paolo Sorrentino y Toni Servillo, llamado a agitar la campaña italiana. Y es que el filme retrata al Berlusconi (interpretado por Servillo) de los tiempos del Bunga Bunga ahora que «il cavaliere» vuelve a la política. Por ahora, el actor prefiere no valorar ese reto: «La película aún no es una realidad», alega.