Ciclismo

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La segunda resurrección de Nairo Quintana

El colombiano ha encontrado la felicidad en el Arkea Samsic y, después de imponerse en el Mont Ventoux, ha ganado su primera vuelta por etapas en tres años

Nairo Quintana celebra su victoria en el Mont Ventoux
Nairo Quintana celebra su victoria en el Mont VentouxArkea Samsic

Egan Bernal recibía el lunes en Berlín el premio Laureus como deportista revelación del año pasado. Pero el ciclismo colombiano no se acaba en el ganador del último Tour. Egan acaba de cumplir 23 años y es la gran estrella del ciclismo cafetero. En su primer intento consiguió lo que su compatriota Quintana llevaba una vida persiguiendo.

Nairo Quintana convirtió el «sueño amarillo» incluso en el lema del equipo Movistar cuando el Tour era su obsesión y su único objetivo verdadero en la temporada. Pero fracasó una y otra vez después de unos comienzos prometedores y al final del curso pasado se desvinculó del equipo telefónico.

Tocaba empezar de nuevo, desde un escalón inferior. El Arkea Samsic, su nuevo equipo, pertenece a la categoría Continental Profesional, la segunda del ciclismo mundial y no tiene asegurada la presencia en las grandes carreras de la temporada. Pero a Nairo, que acaba de cumplir 30 años, le ha sentado bien volver a empezar. Y lo ha hecho a lo grande desde una carrera pequeña.

El domingo fue el ganador del Tour de la Provenza, pero su gran triunfo había llegado el sábado, cuando se impuso en la cima del Mont Ventoux. Allí donde falleció Tom Simpson, Nairo resucitó. Porque de resurrecciones sabe mucho Quintana. Cuenta la leyenda que cuando nació ya tuvo que superar el tentado de difunto. Existe la creencia en Boyacá, la región de la que es originario el ciclista, de que es necesario mantener alejadas de los difuntos a las mujeres embarazadas porque corren el riesgo de perder al bebé.

A Nairo le transmitió la terrible enfermedad un vecino que acababa de perder a un familiar cercano y cuando fue a comprar a la tienda de los padres de Quintana y tocó sin querer a su madre cuando estaba embarazada de él. La enfermedad no tiene remedio conocido y Nairo pasó su primer año de vida entre sangrados, terribles diarreas y con un olor a muerto transmitido sin duda, por el difunto vecino. Nairo lo superó gracias a la infusión de raíces que recomendó una vecina a su madre.

Han pasado ya casi 30 años de aquello y Nairo ha vuelto a resucitar. «Cuando tienes confianza y las piernas te siguen… Inevitablemente, hay una buena posibilidad de que el resultado sea bueno después», decía después de su victoria a ciclismocolombiano.com.

El ciclista colombiano tuvo que renunciar a correr la Vuelta a su país a cambio de participar en la Provenza. Una decisión que le ha dado la primera alegría de la temporada. Ha recuperado las piernas y la sonrisa. En Movistar vivía obsesionado con la competencia interna de Valverde y Landa más que con los rivales. Al Arkea se llevó a su hermano Dayer y al mejor de sus gregarios, Winner Anacona, que hizo un trabajo espectacular para la victoria de Nairo en el Ventoux.

Además, cuenta con la confianza plena de su equipo. «Es uno de los grandes del ciclismo. Y todavía está alrededor de un 15 por ciento por debajo de su mejor forma. Hay más por venir», dice el mánager del Arkea, Emmanuel Hubert, en declaraciones a cyclingnews.com.

Nairo vuelve a ser feliz. «Me siento vivo nuevamente», asegura feliz. Ya había dado pistas en el campeonato colombiano, donde fue segundo en la contrarreloj. Pero desde 2017, cuando ganó la Tirreno-Adriático no había vuelto a triunfar en una carrera por etapas. «Trabajo para devolver al equipo la confianza que me ha dado, y espero que esta sea el primero de una larga serie de éxitos», asegura el colombiano, que ha resucitado.