Real Madrid
El dato demoledor de Mariano antes del Inter-Real Madrid
Sus cifras le definen. Hoy puede ser titular en el partido de la Champions
Contra el Villarreal. Asenjo, el portero, le dio 27 veces. Courtois, el guardameta del conjunto blanco, hasta 47. Por seguir con las comparaciones, contra el Valencia, en el último partido de LaLiga que disputó, Benzema tocó el balón hasta 43 veces. Ese día, el delantero francés dio 34 pases. Mariano, contra el Villarreal, pasó la pelota en 13 ocasiones. No puede haber dos delanteros más distintos y, naturalmente, influyen en el modo de jugar del resto del equipo. Benzema busca el fútbol asociativo, baja para juntarse con los centrocampistas o se pega a la banda izquierda para dar otra salida al balón y encontrarse allí con el extremo o con el lateral. «Es importante por cómo ayuda en la creación de juego, el otro día nos faltó un poco de eso», explicaba ayer Modric, que busca mucho a Karim para apoyarse. «Mariano es otro tipo de delantero: ha mostrado que te puedes fiar y que se puede tener confianza en él. Sin Karim o sin otros jugadores, tenemos que jugar más colectivamente, dar un poco más todos y cubrir su ausencia», continuaba el centrocampista croata acerca del partido de esta noche contra el Inter y sobre el papel del nueve. La victoria en la ida da al Madrid cierta tranquilidad, pero sin Ramos ni Benzema, hay algunas dudas acerca del equipo.
La temporada pasada Mariano disputó siete partidos. Nunca fue titular. Más aún: nunca saltó al campo antes del minuto 69. Hoy, a no ser que Zidane vuelva a dar un golpe de timón y sorprenda a todos con Asensio o Rodrygo en esa posición, Mariano va a jugar desde el principio el mejor partido de Champions de este curso: contra el Inter de Milán y en su campo. El fútbol casi siempre concede una oportunidad más y Mariano sabe que no se va a ver en muchas más como esta. Titular el pasado encuentro de Liga en Villarreal y titular, se supone, hoy, casi un hito para su carrera en el conjunto blanco: sólo una vez ha jugado dos partidos consecutivos desde el principio. Fue al final de la temporada 2018/19, cuando el Real Madrid había tirado todo mucho antes y esos choques ya no valían para nada en la competición. Mariano disputó los dos últimos encuentros de LaLiga. Luego no ha tenido más regularidad.
Había llegado a principio de ese curso como delantero de urgencia para Julen Lopetegui, pero no duró mucho el entrenador y Zidane no es muy devoto de Mariano o se puede decir de otro modo: Zizou cree en Benzema por encima de casi todas las cosas. A Mariano, en cuanto llegó Jovic, le dejó muy claro que su papel en la plantilla era el de tercer delantero y se lo demostró con el tiempo que le dio: los partidos de Copa contra el Melilla o la Cultural Leonesa o los últimos minutos de algún encuentro en el que el equipo necesite refresco para la delantera. El resto de los días en estos tres años en los que ha estado en el Real Madrid se los ha pasado en el banquillo o sin ir convocado.
Y sin embargo, no ha tenido intención de irse, porque las ofertas no le han convencido deportivamente o porque no quería perder dinero o porque en su interior nunca se ha apagado la llama que le dice que va a tener sus minutos de gloria en el Real Madrid. Hace dos veranos ya le dijeron que podía marcharse, pero él insistía en que cuando tuviese su oportunidad iba a explotar a goles. Hacía muchos en el Castilla y no le fue mal en Francia, cuando se marchó, esta vez sí, para buscarse la vida lejos del Bernabéu. Su minuto de gloria llegó el curso pasado, con el segundo gol al Barça. Como si eso justificara su espera.
Él no engaña: es un futbolista con una fe tremenda en lo que hace, un delantero que va a morir en el campo. «Lo ha dado todo y estoy contento con él», dijo ayer Zidane cuando le preguntaron por Mariano, sin dar muchas más explicaciones. Frente al Villarreal terminó muerto, pero es que nunca ha dejado de correr. Enrique Pimpinela, que lo vio con 4 años en un parque y se lo llevó al Premiá, siempre cuenta que era un futbolista con unas ganas tremendas, a veces excesivas y que, cuando era niño, hacía cosas con la pelota que no eran capaces ni de imaginar los otros chicos.
Llegó hasta la cantera del Espanyol, pero físicamente aún no estaba preparado para dar el salto. Era demasiado bajito para los estándares de la cantera españolista y volvió al Premiá. Después creció, jugó en el Badalona y fue allí donde el Real Madrid se fijó y no dejó escapar sus virtudes.
Zidane sabe que no puede esperar maravillas, pero que como le llegue un balón claro va a ir a por él porque puede ser el último. Sucedió contra el Villarreal. 22 toques, un gol.
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