Atlético de Madrid

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«Diego vino para esto»

Simeone destaca la labor del delantero. Los jugadores sintieron que el Metropolitano era el Calderón

Simeone observa el partido desde el palco, donde estuvo «castigado» / Efe
Simeone observa el partido desde el palco, donde estuvo «castigado» / Efelarazon

Simeone destaca la labor del delantero. Los jugadores sintieron que el Metropolitano era el Calderón.

Diego Costa se dejó el alma y la pierna en el último disparo. Tiró desde fuera del área y se acostó sobre el césped esperando que el Arsenal lanzara la pelota fuera. El internacional español era la imagen de los jugadores del Atlético, aunque con unos minutos de adelanto. En el minuto 83 cuando el delantero rojiblanco se marchó a los vestuarios, agotado y orgulloso por el esfuerzo. «No era una lesión, eran sólo calambres», reconocía después. Durante todo el encuentro Griezmann fue su única compañía. Todos los demás les quedaban demasiado lejos, empeñados como estaban en contener los ataques del Arsenal. Marcar un gol era una heroicidad para los jugadores del Atlético, pero lo consiguieron. Entre los dos delanteros hilaron una jugada que acabó en la portería de Ospina cuando la primera parte apuraba su tiempo extra.

Era el gol que llevaba al Atlético de vuelta a Lyon, donde hace 32 años perdió la final de la Recopa contra el Dinamo de Kiev. Una acción que había terminado por convertir el Metropolitano en el Calderón. Todavía queda algo para completar la transición. «Todavía no tiene la magia del Calderón, pero estamos en ello, es el comienzo de una nueva era», dice Saúl.

Pero ayer parecía como si no hubiera pasado el tiempo, como si el equipo no hubiera sufrido una mudanza. Eran las mismas gargantas, era la misma alma la que ocupaba los asientos. Los aficionados no querían que acabara ese momento que parecía haber concluido cuando el director de comunicación del club chocaba la mano de sus futbolistas y Lucas pedía un balón a los recogepelotas para mandarlo a la grada. Pero la gente del Metropolitano, la misma que habitaba el Calderón, hizo salir a los jugadores otra vez al césped al grito de «Cholo, sácalos» para festejar el paso a la final, otra final más para el Atlético de Simeone. «La gente necesitaba un partido así», dice Koke. «Las historias las hacen este tipo de partidos y los estadios empiezan a tener su fortaleza a partir de triunfos importantes, de momentos decisivos. Desde donde lo tuve que vivir pude palpar y sentir lo que siente el hincha. Es un estadio extraordinario. La gente entendió que el equipo necesitaba su compañía y su empuje y es una de las primeras páginas que empezamos a escribir en el Metropolitano», reconoce Simeone, que sufrió desde el palco, donde estuvo recluido por su expulsión en el partido de ida en el Emirates.

La de Lyon será una final especial para jugadores como Oblak, que llegó al Atlético después de perder la Liga Europa con el Benfica. «Los grandes equipos tienen grandes jugadores y hoy he vuelto a no encajar goles. Con esta afición es más fácil», asegura el guardameta esloveno. «Intentaremos ganar la Liga Europa, que ya me toca», reconoce Griezmann.

Pero todo vuelve al autor del gol definitivo. «Costa vino para esto, para ser importante, para ser determinante, para tener un delantero con rabia. Y el equipo necesita esto. Vino a dar esa cuota que es importantísima», asume el Cholo.