Golf

El golfista que ya tiene cuatro “majors” al que le aburría el golf y prefiere el béisbol

Brooks Koepka remata la faena pese a tener un último día malo y conquista el PGA, que ya ganó el año pasado. Además, tiene dos US Open

Koepka, con la copa de campeón del PGA
Koepka, con la copa de campeón del PGAlarazon

Brooks Koepka remata la faena pese a tener un discreto último día y conquista el PGA, que ya ganó el año pasado. Además, tiene dos US Open

Brooks Koepka se hizo humano en la última jornada del PGA Championship, pero su actuación marciana de los dos primeros días le sirvió para conquistar el segundo «major» de la temporada y confirmar que es un golfista hecho para este tipo de torneos. El estadounidense tiene seis títulos en su palmarés, y dos terceras partes de ellos son de los considerados grandes, pues ha defendido corona en el PGA y ya ganó el US Open en 2017 y 2018. El Bethpage Black, campo donde se disputó el torneo, en Long Island, a sólo 45 minutos de Manhattan, resultó ser una trampa de la que casi nadie escapó vivo. Si Tiger Woods o Jon Rahm no fueron capaces de superar ni el corte, Koepka sufrió en un último día en el que el viento apareció como invitado especial, después de haber hecho historia las dos primeras jornadas. Entre el jueves y el viernes, en 36 hoyos, el de Florida logró un -12, algo que nadie había conseguido en un grande en ese espacio de tiempo, y supo rentabilizar la ventaja. El domingo acabó con un parcial de +4, tras firmar cuatro bogeys seguidos (del hoyo 11 al 14) y seis en total, por dos birdies, que dieron un poco de emoción al desenlace. Sólo el número uno del mundo (hasta ayer, porque ahora es Koepka), Dustin Johnson, se acercó un poco, para finalizar con -6, a dos golpes del líder. Únicamente seis jugadores consiguieron vencer al campo (acabaron por debajo del par) tras los cuatro días.

Koepka es golfista por fuerza del destino. En la vida, uno nunca sabe cuál va a ser la decisión más importante. Se puede pensar que sea elegir una carrera, elegir pareja... Pero para él fue un accidente de coche que tuvo cuando tenía diez años. Al joven Koepka lo que le gustaba de verdad era el béisbol, pero ese incidente le tuvo un verano sin poder practicar deportes de tanta acción (también es fan del baloncesto y el fútbol), se fue a un campo del golf y ahora es uno de los mejores del mundo. No es arriesgado el golf para jugarlo, pero sí como espectador, ya que en la pasada Ryder un bolazo de Koepka le costó el ojo a una aficionada, suceso que dejó tocado al ganador de cuatro «majors». Hasta hace poco, Brooks seguía diciendo que el golf le parecía aburrido y que prefería el béisbol. Ahora mira alto e incluso antes de empezar el PGA se marcó como meta alcanzar los 10 torneos grandes. Ya lleva casi la mitad. Cuando está en el green, su manía es limpiar el putter por si se ha quedado un grano de arena o algo que pueda estropear el golpe. Hace un amago, después otro, después lo limpia y después golpea. Y parece que le funciona.