Jordi Pujol

La blanca Navidad de los Pujol: “Nos han dado carpetazo”

El clan Pujol celebra en el Pirineo francés la exculpación del patriarca de la familia de un fraude de casi 900.000 euros porque ha prescrito. «Aquí son queridos y respetados», dicen sus vecinos. él sigue con «buena cabeza» y contempla con estupor la locura que hoy atraviesa el conflicto catalán

El expresidente catalán Jordi Pujol, en la localidad gerundense de Queralbs, donde tiene una residencia
El expresidente catalán Jordi Pujol, en la localidad gerundense de Queralbs, donde tiene una residenciaDAVID BORRATAgencia EFE

Con alivio, como un soplo de aire fresco. Así recibió la familia Pujol la decisión de la Agencia Tributaria de exculpar al patriarca sobre un fraude de casi novecientos mil euros, a través de sus cuentas opacas en Andorra, que ha prescrito por tratarse del ejercicio del año 2000. El clan pujolista se ha reunido en la imponente casa de su propiedad ubicada en Latour de Carol, en el Pirineo francés, para celebrarlo. El único ausente fue el primogénito, Jordi Pujol Ferrusola, a quien el juez José de la Mata, instructor del sumario que instruye en la Audiencia Nacional, le denegó el permiso para acudir. El ex presidente y su mujer, Marta Ferrusola, sus seis hijos, nueras y nietos, se reunieron en esta, por fin, alegre Navidad. Según fuentes cercanas a la familia el matrimonio se encuentra muy animado: «Nos han dado carpetazo», afirmaron ambos a un grupo de amigos que les visitaron ante la resolución de Hacienda que exonera al patriarca, y también a algunos ejercicios prescritos de sus hijos Josep, Jordi y la ex mujer de este, Mercé Gironés. La mansión de Latour de Carol está ubicada en la Cerdaña francesa y pertenece desde hace diez años a Josep Pujol Ferrusola, considerado el hijo más inteligente del ex presidente catalán. Con gran olfato para los negocios, vendió por una millonaria suma su consultora Europraxis a la multinacional Indra y se acogió a los beneficios de la amnistía fiscal. En la casa, a dos horas en coche de Barcelona y muy próxima a Andorra, sede de las cuentas opacas del patriarca, ondea una enorme estelada independentista y ha sido el refugio del matrimonio Pujol desde que estallaran los escándalos judiciales contra la familia. Asentada en una parcela de dos mil metros cuadrados, es un lugar privilegiado en la frontera entre España y Francia, con unas pistas de esquí magníficas. Todas las villas son de lujosa arquitectura, gozan de protección y preservan la intimidad de sus inquilinos, entre quienes los Pujol mantienen un selecto grupo de amigos. «Aquí son queridos y respetados», comentan varios de ellos.

«Está muy tocado»

La resolución de la Oficina Nacional para la Investigación del Fraude (ONIF) ha supuesto un oasis en el calvario judicial contra la familia. Anciano, ya en el umbral de los noventa años, el gran patriarca de la saga, Jordi Pujol i Soley, el hombre que gobernó Cataluña durante casi treinta años con un poder absoluto, ha vivido los últimos tiempo decaído y abatido, aunque recibiendo a dirigentes antiguos de CIU, algunos empresarios y escritores que en su día le veneraban. Una de sus últimas reuniones, según ha sabido este periódico, tuvo lugar hace meses en un restaurante de otra zona del Pirineo, cercano a su casa de Queralbs, dónde el ex presidente de La Generalitat también acostumbra a refugiarse. «Muy tocado por los asuntos judiciales de sus hijos y sorprendido por lo que ve». En efecto, este era el ánimo del patriarca en un momento delicado ante lo que sucede en Cataluña. «¿En qué me equivoqué?», le preguntó a un grupo de empresarios en este encuentro. «President, no lo dude, en la elección de su sucesor, Artur Mas». Esta fue la contundente respuesta de sus interlocutores, que acusaron directamente a Mas de ser el primer causante del conflicto catalán ahora, en palabras del propio Pujol, en un callejón enrarecido bajo un enfrentamiento a cara de perro entre JuntsxCat y ERC por liderar el soberanismo. Los asistentes a esta comida, entre ellos antiguos altos cargos de CIU, así como quienes ahora le visitan con frecuencia, dicen que a Pujol no le gusta lo que ve, el protagonismo de Esquerra, la profunda división en el mundo nacionalista y el radicalismo callejero. Él se define como un hombre de Estado, que negoció siempre muy hábilmente con los presidentes Felipe González y José María Aznar. «Tiraba de la cuerda, pero sabía hasta dónde para sacar rédito», aseguran estas fuentes, que observaron al ex presidente algo desolado. A los procesos judiciales de sus hijos se unieron en los últimos meses problemas de salud de su esposa, Marta Ferrusola. La poderosa «Dona», la mujer que manejo todos los hilos de Cataluña, pasa por momentos delicados aquejada de algunas dolencias neurológicas. En el entorno de la familia la discreción es total, pero nadie niega que sobre el clan que un día lo fue todo en Cataluña los vientos han soplado con fiereza. «Mal pagados», lamentaba el propio Pujol ante el olvido de quienes todo le deben.

Cabeza despejada

La exoneración de este fraude fiscal, aunque sea por prescripción, le ha subido el ánimo. Según quienes le visitan en estos días, Pujol siempre se ha considerado inocente y está desencantado con Artur Mas. El «hereu» que sustituyó a su hijo Oriol, el delfín llamado a los grandes destinos que se quedó en el camino por su imputación en el caso de las ITV, aparece hoy como su gran fracaso. «¿Me equivoqué?», pregunta a sus interlocutores. Sí, desde luego. Mas no quiso, o tal vez ni siquiera supo, liderar una relación con Madrid que Pujol y sus hombres en el Congreso de los Diputados, en especial Miquel Roca y Josep Antoni Durán Lleida, siempre bordaron. «De ser un lobby influyente a una algarada callejera». Fue la reflexión del hombre anciano, pero aún con buena cabeza, que les trasladó a los empresarios con los que mantuvo el encuentro. Muchos no ocultaron sus críticas hacia Mas, a quien acusan de ser el primer cómplice del conflicto. Ahora su entorno destaca que esta es la primera Navidad feliz para los Pujol, en especial para el ex presidente. Mientras sus hijos y nietos practican el esquí, se le ha visto caminar con un bastón por los hermosos parajes de la Cerdaña francesa, e incluso visitar algunos comercios de Latour y comprar el típico «panetone». «Tiene la cabeza despejada y en su sitio». Nadie sabe qué piensa de esta locura por la que hoy atraviesa el conflicto catalán pero todos opinan que en su fuero interno lo contempla con estupor.

La mansión de Queralbs

Ahora se refugian en el pirineo francés pero los Pujol tienen otro exclusivo chalé en la zona gerundense de la cordillera. Durante muchos años fue la residencia de verano de la familia y Marta Ferrusola, la matriarca del clan, pasaba allí los veranos de su infancia antes de heredarla. Es el lugar más icónico de los Pujol ya que fue la mansión escogida tras admitir en julio de 2014 que había escondido dinero fuera de España. Aseguró que se trataba de un dinero sin declarar que heredó de su padre, Florenci Pujol, en 1980 y que lo había sacado sin declarar.