Berlín

Un aviso para Merkel en Baviera

La CSU, su marca regional, arrasa pero sus socios liberales se hunden a una semana de las federales

La Razón
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Las elecciones regionales celebradas ayer en Baviera confirmaron los peores temores de Angela Merkel. Si bien es cierto que sus socios bávaros de la Unión Social Crstiana (CSU) arrasaron en las urnas y recuperaron la mayoría absoluta perdida en 2008, sus aliados se quedaron fuera del Parlamento de Múnich a una semana de las elecciones federales.

Sin duda, el gran triunfador de la jornada electoral fue el ministro presidente del «Land» más rico y grande de Alemania, Horst Seehofer, que ha logrado acallar a todos sus críticos con un resultado que confirma la histórica hegemonía política de la CSU, que gobierna Baviera desde hace sesenta años. Rodeado de sus simpatizantes, Seehofer aseguró que «la CSU es el partido de la gente porque estamos profundamente enraizados en la población de Baviera. Uno de cada dos bávaros nos votaron». Precisamente, este vinculación entre el partido y la región fue su lema de campaña: «Baviera es la CSU y la CSU es Baviera». Con un paro del 3,8% (5,3% en toda Alemania) y una economía boyante, los votantes han preferido dejar las cosas como están».

El «barón» regional no desaprovechará, sin embargo, la oportunidad de rentabilizar su resultado y exigir más poder en la coalición con la Unión Cristiano Demócrata (CDU). «Si tenemos todos el poder en Baviera, seremos escuchados en Berlín», aseguró hace unos días en un mitin en el que participaba Merkel.

«Estamos increíblemente satisfechos. Es un día muy bonito para nosotros», reconoció exultante la ministra de Agricultura, la socialcristiana Ilse Aigner.

Los analistas políticos y la CDU, en cambio, temen que el éxito arrollador de los conservadores bávaros, a los que los resultados oficiales provisionales conceden un 48,7% de votos (frente al 43,4% de 2008), contribuya a desmovilizar a su electorado dentro de una semana, pensando que la reelección de Merkel es algo seguro. De ahí que el secretario general del partido, Hermann Groeche, saliera anoche para advertir de que, aunque «estas elecciones nos dan impulso para las nacionales, por supuesto éstas aún no están decididas».

Sin embargo, el temor a un aumento de la abstención entre sus simpatizantes (en 2009 se quedó en casa un millón de votantes de la CDU) no es el único quebradero de cabeza para Merkel. El descalabro electoral de los liberales en Baviera puede suponer una sangría de votos propios si muchos votantes democristianos deciden recurrir al voto útil y dar su apoyo al FDP. Eso mismo ocurrió en enero pasado en Baja Sajonia, donde las encuestas preelectorales anticipaban que los liberales quedarían fuera del Parlamento de Hanóver. Entonces, el partido de Merkel bajó al 36,1%, mientras que los liberales subieron hasta un inesperado 10,1% gracias a esta transfusión de votos».

Desde Berlín, el líder liberal Philipp Rösler, se apresuró a negar que se puedan extrapolar a nivel federal los resultados regionales. «Sabemos que las cosas son diferentes en Baviera y, de ahora en adelante, lo que cuenta es toda Alemania», aseguró el ministro de Economía, que consideró «el resultado un aviso para despertar». Sin embargo, los sondeos, que durante las últimas semanas habían colocado al FDP por encima del 5% necesario para entrar en el Bundestag, contradicen a Rösler. Ayer, la revista «Focus» publicaba una encuesta que dejaba a los liberales fuera del Parlamento, con un 4% y reducía a doce puntos la diferencias entre democristianos y socialdemócratas.

De confirmarse este escenario dentro de una semana, Merkel ya puede ir pensando en otro socio de coalición: una reedición de la Gran Coalición con los socialdemócratas o una inédita alianza con Los Verdes, con lo que flirtea tras decretar el «apagón nuclear» como consecuencia del accidente de Fukushima en abril de 2011.

Por su parte, consciente de lo difícil que resulta sumar votos en la rica y conservadora Baviera, el Partido Socialdemócrata (SPD) celebró el repunte de su candidato regional, el popular alcalde de Múnich, Christian Ude, que consiguió un 20,5% (dos puntos y medio más que hace cuatro años). Desde la Willy-Brandt-Haus, la sede del partido en Berlín, el candidato socialdemócrata a la Cancillería, Peer Steinbrück, recordó que «la carrera no está cerrada y ahora empieza de verdad».

Mientras, Los Verdes –con un 8,6% en Baviera–, celebraban sin disimulos el hundimiento liberal. Empatados en votos con los ecologistas, quedaron los Electores Libres (FW), una escesión de la CSU, que cosechó el 8,5%. Die Linke (La Izquierda), con un 2,1%, también quedó fuera del Parlamento regional.

Un «drone» en un mitin de la canciller

Un pequeño avión teledirigido aterrizó ayer en el escenario en el que la canciller alemana, Angela Merkel, protagonizaba un mitin de campaña en la localidad de Dresden, provocando el desconcierto de los políticos y los militantes que participaban en el acto. Según explicó la policía tras retirar el artefacto del escenario, el avión portaba una cámara y estaba teledirigido por un joven de 23 años, que pretendía fotografiar a la canciller y después vender las instantáneas a la prensa.