Santoral
¿Qué santo se celebra hoy, 23 de septiembre? Esto es lo que debes saber del santoral de la Iglesia Católica
Hoy se conmemora la figura de San Pío de Pietrelcina, conocido por su piedad, sus severas penitencias y su dedicación a la confesión y dirección espiritual
El santoral, también conocido como calendario litúrgico, es un libro religioso que contiene la lista de los santos reconocidos por la Iglesia Católica y que se celebra cada día del año. Más allá de una simple lista de nombres, el santoral representa un viaje fascinante a través de la fe, la historia y la cultura cristiana.
Qué santos se celebran hoy lunes 23 de septiembre
- San Lino, Papa - Fue el segundo papa de la Iglesia Católica, después de San Pedro, y es venerado como santo.
- San Adomnan de Iona - Un monje y abad irlandés, conocido por escribir la biografía de San Columba y por sus esfuerzos de paz en la Ley de los Inocentes.
- San Andrés Fournet - Un sacerdote francés que fue cofundador de la Congregación de las Hijas de la Cruz.
San Pío de Pietrelcina: Vida y Pontificado
San Pío de Pietrelcina, nacido como Francesco Forgione el 25 de mayo de 1887 en Pietrelcina, Italia, es uno de los santos más venerados del siglo XX. Desde pequeño mostró inclinaciones religiosas y a los 15 años ingresó en el noviciado de los Frailes Menores Capuchinos, donde adoptó el nombre de Pío en honor a su devoción a San Pío V. Fue ordenado sacerdote en 1910, a los 23 años, y poco tiempo después comenzaron a manifestarse en él fenómenos místicos, como visiones y éxtasis. En 1916, fue trasladado al convento de San Giovanni Rotondo, en el sur de Italia, donde pasó la mayor parte de su vida.
A lo largo de su vida sacerdotal, San Pío fue conocido por su piedad, sus severas penitencias y su dedicación a la confesión y dirección espiritual. Tenía la capacidad de atraer multitudes por su carisma y poder de sanación. En 1918, comenzó a experimentar los estigmas, heridas en manos, pies y costado que reflejaban las de Cristo crucificado, lo que incrementó su fama, aunque también le trajo escepticismo por parte de algunos sectores de la Iglesia. Además de los estigmas, San Pío fue conocido por sus dones de bilocación (ser visto en dos lugares al mismo tiempo), levitación y el discernimiento de corazones, es decir, la capacidad de leer los pensamientos y consciencias de las personas.
Canonización y Legado
A pesar de las controversias y las investigaciones de la Iglesia sobre los fenómenos que rodeaban a San Pío, su santidad fue confirmada por muchos milagros y testimonios. Tras su muerte, comenzó el proceso de beatificación y canonización. Fue beatificado por el Papa Juan Pablo II el 2 de mayo de 1999 y canonizado el 16 de junio de 2002 en una multitudinaria ceremonia en la Plaza de San Pedro, Roma. Durante su proceso, se confirmaron varios milagros atribuidos a su intercesión, especialmente curaciones inexplicables de enfermedades.
San Pío dejó un legado inmenso. Su vida inspiró una profunda devoción, no solo en Italia, sino en todo el mundo. La iglesia y el hospital fundado por él en San Giovanni Rotondo, el "Casa Sollievo della Sofferenza" (Casa Alivio del Sufrimiento), siguen siendo un centro importante de peregrinación. Su espiritualidad basada en el sufrimiento redentor, la oración y la confesión ha influido en millones de personas. Hoy en día, la devoción al Padre Pío es una de las más extendidas, y se le considera un símbolo de esperanza y fe inquebrantable.
Exilio y Muerte
La fama de San Pío también trajo consigo oposición dentro de la misma Iglesia. Entre las décadas de 1920 y 1930, debido a la popularidad que iba en aumento y las crecientes preocupaciones sobre la autenticidad de sus estigmas y fenómenos sobrenaturales, fue sometido a varias investigaciones por parte del Vaticano. Durante un tiempo, se le prohibió ejercer su ministerio en público, incluyendo la celebración de la misa y la confesión. Este “exilio” forzado duró varios años, hasta que las restricciones fueron levantadas gracias al apoyo de sus superiores y la presión de los fieles.
San Pío falleció el 23 de septiembre de 1968 a la edad de 81 años. Pese a su exilio e investigaciones, fue despedido como un santo por miles de personas que habían experimentado su caridad y poder espiritual. En sus últimos años, continuó sufriendo de manera física, llevando las marcas de los estigmas hasta el día de su muerte, aunque se dice que las heridas desaparecieron milagrosamente justo antes de morir.
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