Religión

Un «crossfitero» bajo la Sábana Santa

Salamanca estrena una recreación volumétrica en látex hiperrealista que destapa a un Jesús de Nazaret robusto, de 75 kilos, más alto que la media y de raza caucásica

El cuerpo hiperrealista de Jesucristo representado a partir de la Sábana Santa en la exposición The Mystery Man.EUROPA PRESS13/10/2022
El cuerpo hiperrealista de Jesucristo representado a partir de la Sábana Santa en la exposición The Mystery Man.EUROPA PRESS13/10/2022EUROPA PRESSEUROPA PRESS

Ni rubio. Ni ojos claros. Ni delgaducho. La estampita afeminada renacentista se trunca. Es el «shock» que genera ponerse a tan solo unos centímetros frente al Cristo hiperrealista que se expone en «The Mystery Man», la exposición promovida por ArtiSplendore e inaugurada este jueves en la Catedral de Salamanca, donde permanecerá hasta el próximo mes de diciembre y, después, recorrerá los cinco continentes.

Se trata de la recreación volumétrica del cuerpo y rostro más minuciosa desde el punto de vista científico en el origen y técnico en su ejecución que se ha realizado hasta la fecha a partir de la Sábana Santa de Turín.

Elaborada en látex, se sirve de toda la documentación acumulada hasta la fecha para cincelar al hombre que envolvía la Síndone en el instante preciso de su fallecimiento. Con la brutalidad de las cientos de llagas provocadas por la tortura que padeció, incluidos los 150 impactos que recibió en la cruz y las 250 heridas distribuidas por todo el cuerpo en forma de abanico, amén de la lanza en el costado que relata el Evangelio. Su contundente nariz desviada hacia la izquierda por un golpe. Y de raza caucásica.

«Hay quien comenta que la piel es demasiado blanca para ser un judío de la zona de Jerusalén, pero lo cierto es que, si ves a un judío ortodoxo corresponde a este perfil, lejos del imaginario iraní árabe», sentencia Álvaro Blanco, director artístico de la muestra, que ve culminada la obsesión de un inquieto creador que hasta hace unos años se dedicaba a hacer audioguías de museos y de ciudades españolas.

Cuando acumulaba más de 25, le tocó adentrarse en la catedral de Oviedo, donde se topó con el Santo Sudario, conocido como el Pañolón, que se venera como la prenda funeraria que se cita en el Evangelio de Juan. La curiosidad hizo el resto. «Me pongo a investigar y me atrae hasta tal punto el fenómeno de la Sábana Santa que en cinco años había armado, sin buscarlo, la exposición más grande sobre la materia en Málaga en 2022», explica Álvaro.

A partir de ahí, reproducir el cuerpo que quedó ahí grabado se convirtió en su meta. Y ahí jugó un papel clave el catedrático e imaginero sevillano Juan Manuel Miñarro, uno de los mayores investigadores en la materia. Pero la escultura clásica se le quedaba corta.

«Por primera vez hemos puesto piel a quien había sido retratado en mármol, en pintura…», defiende el alma de «The Mystery Man», consciente del rechazo que puede generar esa sensación de toparte con un recién fallecido. De hecho, el cuerpo se presenta completamente desnudo: «Si nuestra apuesta es mostrar la realidad, no podíamos ocultar o tapar nada».

Uno de los rasgos que más chocan en el primer impacto visual del Cristo es contemplar a un hombre atlético de 75 kilos y con una altura de 1,78 metros, que podría corresponder a un «crossfitero» de periferia. ¿Un anacronismo deliberado? El no de Álvaro Blanco es rotundo. «Simplemente se trata de un hombre trabajador, acostumbrado a cargar y mover peso en su día a día.

No olvidemos que era carpintero como san José, pero no de ebanistería, sino de piezas grandes de madera», detalla, defendiendo además que solo alguien de complexión corpulenta habría soportado el flagelo al que fue sometido antes de la crucifixión.

«Hay quien se sorprende de que tenga los abdominales tan marcados. Tampoco es del gimnasio, sino que el estómago está contraído precisamente por cómo se produce su fallecimiento», comenta.

En esta misma línea, apunta que el reguero de sangre sobre su frente podría considerarse como una licencia poética, cuando no lo es, se trata de un surco que se genera fruto de las arrugas generadas por el dolor.

También se aprecia en cómo se ha recreado su melena, con pelo natural, que parece apelmazado por la mezcla de la sangre y la arena. «Ahí más bien, hemos sido comedidos. El cuerpo debería estar manchado de sangre, pero no hemos querido recrearnos ni reinterpretar los puntos sangrantes y las contusiones que sí se aprecian en la tela».

Pero ¿será este el retrato definitivo de Cristo? «Se pueden hacer múltiples variaciones, según te guíes por el matiz que aporta cada estudioso de este hecho. Nosotros lo que proponemos es que veas a Jesús de Nazaret tal cual, sin interpretaciones ni interferencia».

Imagen distorsionada

Como parte de la exposición se incluye una experiencia inmersiva en la que precisamente se pueden contemplar hasta 500 variaciones artísticas sobre la faz del Hijo de Dios. «He caído en la cuenta de que, a lo largo de la historia, los artistas han estado replicando la imagen de Jesús, de forma distorsionada, pero con una misma base, la de la Sábana Santa de Turín», expone sobre algunos rasgos comunes para llegar a considerar que la Síndone es «el original pictórico de Jesús de Nazaret, más allá de que se pueda ratificar que el cuerpo que se encuentra ahí es el suyo».

En total, el visitante de «The Mystery Man» podrá pasear a lo largo de más de 600 metros cuadrados ubicados en el trascoro de la Catedral Nueva, donde tendrán la posibilidad de detenerse en conocer a fondo cómo fue el juicio y la condena de Jesús a través de un análisis de objetos como la cruz o las treinta monedas de Judas. Eso, sin desdeñar la réplica del Santo Sepulcro con un holograma del enterramiento.

Ahora, con su obra terminada y abierta al público, Blanco se ha sentido vencido y convencido. Si en un primer momento buscaba «una explicación científica, histórica y artística» ante el misterio de la Sábana Santa, ahora lo contempla con otros ojos que aparecen humedecidos: «Las cosas más importantes de este mundo no tienen explicación».

Por eso, anima a su interlocutor a admirar al Cristo reconstruido en látex de cerca: «Es como querer apreciar la Capilla Sixtina en una foto, cuando puedes conmoverte si estás enfrente». De ahí que, aunque en el arranque pretendiera que ese Jesús al que ha perfilado minuciosamente no tuviera ninguna huella de otros pintores y escultores, ha descubierto que el resultado es el propio del arte: «La obra tiene una trascendencia sin querer, hemos creado una obra artística que desprende una emoción».