Investigación científica

Regreso de cerebros

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Científicos españoles retornan a nuestro país para liderar proyectos tras pasar varios años en los centros más prestigiosos del mundo

¿Cuántas de nuestras mentes más brillantes han hecho las maletas y las han cargado de conocimiento rumbo a otros países? El concepto de la «fuga de cerebros» es tan fácil de citar como difícil de cuantificar, rozando casi la abstracción. El pasado año, y como respuesta a una pregunta parlamentaria del PSOE, el Ministerio de Economía y Competitividad aseguraba que a finales de 2012 había encargado a reconocidos expertos un estudio que pusiera cifras exactas a la huida de talento. ¿Conclusión? «No es posible cuantificarlo», respondía el Gobierno. Las limitaciones estadísticas en cuanto a migraciones –no cubren, por ejemplo, el nivel de estudios– y la singularidad que representa la movilidad internacional de los investigadores –¿cuándo se marchan como parte del desarrollo de su carrera y cuándo esa salida es definitiva?– eran dos de los factores que, de acuerdo con el Ministerio, impedían dar una respuesta concreta. En todo caso, desde el Ejecutivo señalaban que, de acuerdo con una estadística del INE de 2012 –y «considerando el escenario más desfavorable»–, los doctores españoles que habrían protagonizado una emigración representarían casi el 2% del total.

Que hay investigadores que han buscado fuera las oportunidades que no se les ha brindado aquí es innegable. Toda una deuda histórica de nuestro país, como lo es la falta de inversión en I+D+i. Entre otras medidas, el Gobierno ha decretado en los Presupuestos Generales del Estado una tasa de reposición del 100% para los investigadores de los Organismos Públicos de Investigación (OPI) y se ha autorizado la creación de 50 plazas en dichos organismos para los investigadores del Programa Ramón y Cajal. Pero también aquellos científicos que en su día abandonaron nuestro país han contribuido recientemente con su regreso, liderando importantes proyectos y demostrando que en España, pese a las dificultades, se puede hacer una investigación de calidad. LA RAZÓN habla con cuatro de ellos.

Jorge Alegre / Bioquímico y biofísico del CNIC

«Hay que cambiar cosas y hacer autocrítica»

Hace seis años, Jorge Alegre-Cebollada, doctor en Bioquímica, quería empaparse del ambiente científico de EE UU. Y en su campo, nada mejor que la Universidad de Columbia, en Nueva York. «Fue lo más enriquecedor que me ha pasado nunca», reconoce. Pudo dedicarse a la investigación en un área que cada vez le cautivaba más: el corazón. Participó en una decena de publicaciones, entre otras para las revistas «Cell» y «Nature Chemistry». Hace un año, le surgió la «oportunidad de su vida» en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC). Alegre, de 34 años, lidera su propio grupo. ¿Su objetivo? «Un reto fabuloso»: estudiar, desde el campo de la bioquímica y la biofísica, los motivos que llevan a la pérdida de elasticidad del corazón y generar enfermedades cardiacas. El investigador cree que en «España hay oportunidades para hacer buena investigación, pero hay que cambiar muchas cosas. El potencial humano no está aprovechado ni al 50%. Si necesito un equipo, deben primar los criterios técnicos, no los recortes económicos». En todo caso, «más que el dinero, debe cambiar cómo se organizan esos fondos», algo que espera que cambie con la creación de la Agencia Estatal de Investigación. Con todo, también cree que a la «comunidad científica nos hace falta autocrítica: somos muy buenos detectando los problemas que nos vienen impuestos, pero menos a la hora de ver los modelos que funcionan fuera e implantarlos aquí».

Héctor Peinado / Experto en metástasis del CNIO

«Se hace investigación de calidad con pocos recursos»

El Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) anunció este año dos «fichajes» nacionales pero procedentes del extranjero: Manuel Valiente y Héctor Peinado, ambos expertos en metástasis. Peinado, de 39 años, pasó siete años en la Universidad de Cornell (Nueva York). En su caso, «me fui por mi trayectoria, no por la crisis», para hacer el post doctorado. Y lo hizo junto a su mujer, neurobióloga. Fue nombrado «assistant professor» y pudo investigar –y publicar– sobre los procesos metastásicos. Ahora, lidera en el CNIO un grupo que investigará la relación entre la metástasis y el microambiente, todo lo que rodea el tumor, incluidas unas partículas, los exosomas, que favorecen ese proceso. ¿La meta? Elaborar nuevas dianas terapéuticas. Así, Peinado continuará los proyectos que inició en EE UU. «En España se hace investigación de calidad, pero con muy pocos recursos. Gente como María Blasco o Manuel Serrano no tienen nada que envidiar a la gente con la que he trabajado», afirma. Con todo, «aparte de la inversión, también deben organizarse esos recursos y, como ha hecho el CNIO, identificar a gente de fuera y hacer un esfuerzo. Es muy importante que apuesten por ti y atraer a los investigadores». No en vano, «no se ha invertido lo suficiente en algunos científicos», como los del Programa Ramón y Cajal, «para que se desarrollen».

Xevi Roca / Matemático del BSC-CNS

«Es justo traer de vuelta el conocimiento»

Antes de obtener el doctorado, A Xevi Roca, matemático de la Universidad Politécnica de Cataluña, le surgió la oportunidad de estudiar en el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT). Era muy joven. «Pregunté si allí había olas, porque hago surf», confiesa. Ya en 2011, se lo ofrecieron de nuevo. «No podía decir que no: todas las noticias tecnológicas surgen allí». En el MIT aprendió a desarrollar herramientas de simulación para la industria aeronáutica y automovilística. De hecho, llegó a asesorar a Boeing. Gracias al programa Horizonte 2020 de la UE, regresó en Navidades para trabajar en el Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Supercomputación, concretamente con el superordenador MareNostrum, uno de los más potentes de Europa, donde sigue con esta línea de investigación. «Me gustaba vivir en EE UU, pero también aquí. Y quería tener la oportunidad de impulsar mis ideas. Creo que es justo traer el conocimiento de vuelta. Y también lo voy a adquirir». En su opinión, «en EE UU quieren atraer talento porque van a obtener beneficio en la industria. Y pueden pasar décadas hasta que un investigador produce un impacto económico».

Lara Díaz de Greñu / Ingeniera en Tecnalia

«Los proyectos que valen salen adelante»

Lara Díaz de Greñu se licenció como ingeniera de telecomunicaciones, pero después dio un giro a su carrera al doctorarse en neurociencias: le interesaba cómo mejorar los diagnósticos en Alzhéimer. Estuvo 4 años en la Universidad de Cambridge: tres de doctorado y uno como investigadora. «No vuelvas, aquí no hay nada», le decían sus allegados. Pero le llegó la oferta de Tecnalia, empresa de referencia. Con 29 años, forma parte de un grupo que aplica la ingeniería a la salud: detección de tumores, técnicas de rehabilitación para pacientes con ictus... Tenía ofertas para trabajar fuera. «Salir está muy bien para aprender, pero te apetece volver. En España hay menos dinero y menos posibilidades de hacer proyectos. Pero soy optimista: los proyectos que de verdad valen salen adelante», opina la investigadora. Así, cree que «la gente que controla la Economía no se ha dado cuenta de que la innovación saca adelante a un país. Si nadie lo entiende, quedaremos encerrados en un bucle».