José Lamuño y Aldo Comas se imponen en la séptima etapa de 'Hasta el fin del mundo'

El prime time de La 1 volvió a colocar en el centro de la actualidad televisiva a Hasta el fin del mundo, que este martes 23 de diciembre emitió una entrega marcada por la emoción, la superación personal y la tensión propia de una competición cada vez más exigente. El reality de RTVE resolvió qué pareja se imponía en la séptima etapa, al tiempo que abría un nuevo capítulo del viaje con la puesta en marcha de la octava carrera.

La noche estuvo salpicada de momentos muy intensos, con especial protagonismo para las confesiones personales de algunos concursantes y para las advertencias de la organización, que pusieron en jaque la continuidad de una de las parejas. Todo ello se emitió, además, un día antes de lo habitual debido a la reestructuración de la programación navideña de la cadena pública.

Uno de los testimonios más impactantes fue el de Alba Carrillo, que aprovechó una jornada de trabajo como estilista en el teatro más antiguo de Argentina, junto a Cristina Cifuentes, para abrirse como nunca ante las cámaras. La colaboradora habló sin filtros de la profunda depresión que atravesó tras su divorcio, una de las etapas más duras de su vida.

“Desde que me divorcié, que tuve una depresión, veo las cosas de otra manera”, relató, explicando que llegó a resultarle muy complicado afrontar el día a día. “Me costaba levantarme de la cama, me duchaba en tramos y me costaba comer; pierdes la ilusión por vivir”, confesó. Carrillo quiso visibilizar una realidad que afecta a muchas personas, subrayando que, cuando se atraviesa una situación así, “no te apetece salir a tomar un refresco o dar un paseo”. Aun así, lanzó un mensaje de esperanza, asegurando que la recuperación empieza cuando se vuelven a disfrutar pequeñas cosas cotidianas, como un atardecer o una conversación con amigos, lo que definió como “la primera piedra” para iniciar un nuevo camino vital.

En el terreno estrictamente competitivo, Paula Vázquez proclamó ganadores de la séptima carrera a José Lamuño y Aldo Comas, que celebraron con entusiasmo una victoria clave para su trayectoria en el concurso. Su triunfo dio paso a la octava etapa, un recorrido especialmente exigente con destino a Mar del Plata, donde los concursantes tuvieron que enfrentarse a trabajos duros, jornadas agotadoras y situaciones límite que pusieron a prueba su resistencia física y mental.

La tensión también se dejó sentir en la experiencia de Yolanda Ramos y Ainoa Olivares, que recibieron una seria advertencia por parte de la organización. La producción les comunicó que habían gastado más presupuesto que el resto de parejas y que, de quedarse sin fondos —apenas conservaban un 12 % del total—, tendrían que abandonar la aventura y regresar a España. “No te rías, que nos mandan para España. Te lo digo en serio”, expresó Ramos, visiblemente preocupada. Lejos de rendirse, ambas reaccionaron con rapidez, se pusieron a trabajar para conseguir ingresos y lograron renegociar su salario en un restaurante, reuniendo incluso el dinero necesario para cubrir gastos básicos como productos de higiene.

Otro de los momentos más emotivos de la noche estuvo protagonizado por Rocío Carrasco, que, durante un trayecto en canoa junto a Anabel Dueñas, recordó a su marido, Fidel Albiac, y decidió escribirle una carta. “Lo que sí quiero decirte una y mil veces es que te amo. Con eso te lo he dicho todo”, escribió, asegurando que prefería guardarse el resto de vivencias para contárselas “en vivo” cuando vuelva a casa. Carrasco reconoció ante las cámaras que es la primera vez que pasa tanto tiempo separada de él desde que se casaron, una circunstancia que la llevó a emocionarse profundamente.

Con todo ello, Hasta el fin del mundo firmó una de sus entregas más completas y humanas, combinando la dureza de la competición con relatos personales cargados de verdad, emoción y superación.